Cuentos
Edgar Allan Poe
Cuentos Completos

Edgar Allan Poe
Cuentos
(Traducción Julio Cortázar)
Esta obra fue publicada en 1956 por Ediciones de la Universidad de Puerto Rico, en colaboración con la Revista de Occidente, con el título de Obras en Prosa. Cuentos de Edgar Allan Poe. La actual edición de Alianza Editorial ha sido revisada y corregida por el traductor.
Primera edición en «El libro de bolsillo»: 1970
Decimoctava reimpresión: 1997
Primera edición en «Área de conocimiento: Literatura»: 1998
Cuarta reimpresión: 2002
©De la traducción: Herederos de Julio Cortázar
©Universidad de Puerto Rico, Río Piedras, 1956
©Alianza Editorial, S. A., Madrid
ISBN: 84-206-9848-2 (Obra completa)
Depósito legal: M. 53.793-2001

Índice

Vida de Edgar Allan Poe
William Wilson
El pozo y el péndulo.
Manuscrito hallado en una botella
El gato negro
La verdad sobre el caso del señor Valdemar
El
retrato oval
El corazón delator
Un descenso al Maelström..
El tonel de amontillado
La máscara de la Muerte Roja
Un cuento de las Montañas Escabrosas
El demonio de la perversidad
El entierro prematuro.
Hop-Frog
Metzengerstein
La caja oblonga
El hombre de la multitud
La cita
Sombra
Eleonora
Morella
Berenice
Ligeia
La caída de la Casa Usher
Revelación mesmérica
El poder de las palabras
La conversación de Eiros y Charmion
El coloquio de Monos y Una
Silencio
El escarabajo de oro
Los crímenes de la calle Morgue
El misterio de Marie Rogêt
La carta robada
La incomparable aventura de un tal Hans Pfaall
Von Kempelen y su descubrimiento
El cuento mil y dos de Scheherazade
El camelo del globo
Conversación con una momia
Mellonta tauta
El dominio de Arnheim, o el jardín-paisaje
El cottage de Landor
La isla del hada
El alce
La esfinge
El Ángel de lo Singular
El Rey Peste
Cuento de Jerusalén
El hombre que se gastó
Tres domingos por semana
«Tú eres el hombre»
Bon-Bon
Los anteojos
El diablo en el campanario
El sistema del doctor Tarr y del profesor Fether
Nunca apuestes tu cabeza al diablo
Mixtificación
Por qué el pequeño francés lleva la mano en cabestrillo
El aliento perdido
El duque de l’Omelette
Cuatro bestias en una
Autobiografía literaria de Thingum Bob, Esq.
Cómo escribir un artículo a la manera del Blackwood
Una malaventura
Los leones
El timo
X en un suelto
El hombre de negocios
Notas
Acerca del Autor
Reseña del Libro
Referencias
Edgar Poe, más tarde Edgar Allan Poe, nació en Boston el 19 de enero de 1809. Nació allí como podría haber nacido en cualquier otra parte, al azar del itinerario de una oscura compañía teatral donde actuaban sus padres, y que ofrecía un característico repertorio que combinaba Hamlet y Macbeth con dramas lacrimosos y comedias de magia.
Extenderse en consideraciones sobre el parentesco de Poe no conduce a nada sólido. Edgar era tan pequeño cuando desaparecieron sus padres que la influencia del teatro no lo alcanzó. Sus tendencias histriónicas de la madurez coinciden con las de tantos otros genios cuyos padres fueron médicos o fabricantes de tejas. Parece preferible mencionar herencias más profundas. Por su madre, Elizabeth Arnold Poe, el poeta descendía de ingleses (sus abuelos fueron también actores, del Covent Garden, de Londres), mientras su padre, David Poe, era norteamericano, de ascendencia irlandesa. Edgar habría de fabricar en su juventud mitológicas genealogías, de las cuales la más notable (que muestra pronto su tendencia a lo truculento) lo presenta como descendiente del general Benedict Arnold, famoso en los anales de la traición.
Su sangre inglesa y norteamericana (todavía la misma, aunque se repelieran políticamente) le llegaba doblemente debilitada e impura por la mala salud de sus padres, tuberculosos ambos. David Poe, actor insignificante, sale rápidamente del escenario: murió o quizá abandonó a su mujer y a sus tres hijos, el último por nacer. Mrs. Poe debió dejar al mayor en casa de unos parientes y trasladarse al Sur con Edgar, que apenas tenía un año, para seguir actuando en el teatro y ganar algún dinero. En Norfolk (Virginia) nació Rosalie Poe; y si su madre había reaparecido en las tablas apenas tres semanas después de nacido Edgar en Boston, así se la vio en escena muy poco antes de dar a luz a Rosalie. La miseria y la enfermedad la doblegaron pronto en Richmond, donde la caridad de sus admiradores teatrales, en su mayoría damas, alivió en parte sus sufrimientos. Edgar se encontró huérfano antes de cumplir tres años; la noche en que su madre murió en una miserable habitación, dos señoras caritativas se llevaron los niños a sus casas.
El carácter del poeta no puede ser comprendido si se descuidan dos influencias capitales en su infancia: la importancia psicológica y afectiva que tiene para un niño saber que carece de padres y que vive de la caridad ajena (caridad sumamente peculiar, como se
verá), y la residencia en el Sur. Virginia, en aquella época, representaba el espíritu sureño mucho más de lo que una ojeada casual al mapa de Estados Unidos haría suponer. La llamada «línea de Mason y Dixon», que marcaba el extremo meridional de Pensilvania, valía también como límite del «Norte» y el «Sur», de las tendencias que pronto fermentarían en el abolicionismo y el régimen esclavista y feudal sureño. Edgar Poe creció como sureño, pese a su nacimiento en Boston, y jamás dejó de serlo en espíritu. Muchas de sus críticas a la democracia, al progreso, a la creencia en la perfectibilidad de los pueblos, nacen de ser «un caballero del Sur», de tener arraigados hábitos mentales y morales moldeados por la vida virginiana. Otros elementos sureños habrían de influir en su imaginación: las nodrizas negras, los criados esclavos, un folklore donde los aparecidos, los relatos sobre cementerios y cadáveres que deambulan en las selvas bastaron para organizarle un repertorio de lo sobrenatural sobre el cual hay un temprano anecdotario. John Allan, su casi involuntario protector, era un comerciante escocés emigrado a Richmond, donde tenía en sociedad una empresa dedicada al comercio del tabaco y otras actividades curiosamente disímiles, pero propias de un tiempo en que los Estados Unidos eran un inmenso campo de ensayo. Uno de los renglones lo constituía la representación de revistas británicas, y en las oficinas de Ellis & Allan el niño Edgar se inclinó desde temprano sobre los magazines trimestrales escoceses e ingleses y trabó relación con un mundo erudito y pedante, «gótico» y novelesco, crítico y difamatorio donde los restos del ingenio del siglo xviii se mezclaban con el romanticismo en plena eclosión, donde las sombras de Johnson, Addison y Pope cedían lentamente a la fulgurante presencia de Byron, la poesía de Wordsworth y las novelas y cuentos de terror. Mucho de la tan debatida cultura de Poe salió de aquellas tempranas lecturas.
Sus protectores no tenían hijos. Frances Allan, primera influencia femenina benéfica en la vida de Poe, amó desde el comienzo a Edgar, cuya figura, bellísima y vivaz, había sido el encanto de las admiradoras de la desdichada Mrs. Poe.
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