Pero ésos son para mí de la especie de los santos. Y fíjese, ¿cuántos Kropotkin o Tolstoi considera ud. que andan por ahí dando vueltas por el mundo? Hombre, si el mismo Cristo era de gente humilde y, naturalmente, también pasó las suyas.

—Usted al menos no anda creyendo algo muy habitual entre sus correligionarios. Ud. acepta la existencia histórica de Cristo.

—Ni la acepto ni la dejo de aceptar. Me estoy sirviendo de argumentos que ud. pueda comprender, como si ud. fuese inglés y no hablase otra lengua, yo le estaría diciendo lo mismo en inglés*2.

*1 Es evidente que la página 272D-11 continúa la 272D-10. Todo este texto se presenta como variante de la respuesta del banquero a la pregunta: "¿Por qué escogió ud. esa fórmula extrema y no se decidió por cualquiera de las otras… de las intermedias?… " (p. 7).

14 Más adelante, en la misma página, variante para la última parte de la frase: "pero mi risa no llegó a ser generada".

*2 Se encuentran, claramente, tres secuencias distintas: un primer párrafo que remite al último diálogo de 27*0-3 y que no "encaja" en ningún momento de la versión de 1922; una frase aislada, variante de la última frase del cuento; la parte final, que continúa en la página 27*0-13, remitiendo también a 272D-3, y que se presenta como agregado, para ser insertado después de la referencia a la Revolución Rusa (p. 10).

[272D-13]

[Mixto]

—¿Entonces a qué atribuye ud. ese comunismo de los "intelectuales" y otros por el estilo? —Quién sabe. La razón no ha de ser la misma para todos. En unos ha de ser a causa de esa porquería que se llama esnobismo. En otros será por aquello de que es la manera más moderna de vincularse con la religión. Los restantes, esos que parece que nacen para esclavos, y tienen como los rusos el ansia de que los manden, por influencia de compañías o de lecturas. Los más viejos y los más jóvenes a causa de la parte sexual del asunto. El amor libre, eso ya lo noté entre los anarquistas, fue siempre una teoría muy querida por los impotentes y por los onanistas.

—Y las mujeres, por lo que parece…

—Ah, eso…

—Hay una señora aquí cerca, en una mesa —le advertí rápidamente…

El banquero estuvo callado un momento, que aprovechó [para] encender de nuevo el cigarro. —Continuemos con su exposición —le recordé.

El banquero asintió con la cabeza. Después de unos momentos prosiguió15.

—La tiranía es siempre la tiranía —dijo el banquero—. ¿Para qué diablos sustituir la tiranía social del sistema burgués por la tiranía de Estado del sistema socialista o del sistema comunista? Eso es pasar un preso de la celda 23 a la celda 24.

—La celda 24 puede ser más confortable —lo atajé sonriendo.

—Es posible, pero el único verdadero confort es la libertad. Vamos, déjeme continuar, o antes déjeme responder a su objeción… ¿Dice ud. por qué no opté yo por cualquier sistema intermedio entre el sistema burgués y el anarquismo? Ahora bien, eso puede entenderse de dos maneras: tomar a ese sistema intermedio como sistema definitivo y preferirlo al anarquismo, puede ser más viable o menos inviable; o tomar a ese sistema intermedio perfeccionamientos, a alcanzar finalmente el estadio anarquista. Ahora le voy a responder a ambas hipótesis…

15 Entre este párrafo y el diálogo siguiente, aparece destacada la frase: "No sé lo que ud. iba a decir, pero basta lo que ya se le escapó. "

Epílogo comentado

por Manuela Parreiro da Silva

El banquero anarquista, cuento publicado en el nº 1 de la revista Contemporánea, en 1922, ha merecido, sorprendentemente tal vez, un conjunto apreciable de ediciones y reediciones a lo largo de los últimos ochenta años.

Estas sucesivas ediciones o reimpresiones reproducen, por lo general, con erratas de más o de menos, actualizando o no la ortografía "etimológica" de Fernando Pessoa, el texto de 1922. La única excepción y novedad está constituida por la última edición de Teresa Sobral Cunha (Relógio d'Água, Lisboa, 1998) que incluye también una nueva versión, fruto de un montaje hecho a partir de los diferentes textos, existentes en el legado pessoano de la Biblioteca Nacional de Lisboa, con los cuales el poeta encaraba la hipótesis de rever, corregir y aumentar su cuento.

De hecho, es el mismo Fernando Pessoa quien, en diversas ocasiones, se refiere a esa intención. En una carta a Adolfo Casáis Monteiro, del 13 de Enero de 1935, escribe:

Estoy ahora completando una versión enteramente modificada de "El banquero anarquista"; que debe estar lista en breve y espero, en cuanto esté lista, publicarla de inmediato. Si así fuera, traduciré inmediatamente ese texto al inglés, y voy a ver si puedo publicarlo en Inglaterra.