Armonía.
Acordeóns. Instrumento en armonía con
los sentimientos de un asesino.
Acreedors. Miembro de una tribu de
salvajes que viven más allá del estrecho de las Finanzas; son muy
temidos por sus devastadoras incursiones.
Acusarv.t. Afirmar la culpa o
indignidad de otro; generalmente, para justificarnos por haberle
causado algún daño.
Adagios. Sabiduría deshuesada para
dentaduras débiles.
Adherentes. Secuaz que todavía no ha
obtenido lo que espera.
Adivinacións. Arte de desentrañar lo
oculto. Hay tantas clases de adivinación como variedades
fructíferas del pelma florido y del bobo precoz.
Administracións. En política, ingeniosa
abstracción destinada a recibir las bofetadas o puntapiés que
merecen el primer ministro o el presidente. Hombre de paja a prueba
de huevos podridos y rechiflas.
Admiracións. Reconocimiento cortés de
la semejanza entre otro y uno mismo.
Admitirv. t. Confesar. Admitir los
defectos ajenos es el deber más alto que nos impone el amor de la
verdad.
Admonicións. Reproche suave o
advertencia amistosa que suele acompañarse blandiendo un hacha de
carnicero.
Adoracións. Testimonio que da el Homo
Creator de la sólida construcción y elegante acabado del Deus
Creatus. Forma popular de la abyección que contiene un elemento de
orgullo.
Adorarv. t. Venerar de modo
expectante.
Afliccións. Proceso de aclimatación que
prepara el alma para otro mundo más duro.
Aforismos. Sabiduría
predigerida.
Africanos. Negro que vota por nuestro
partido.
Agitadors. Estadista que sacude los
frutales del vecino… para desalojar a los gusanos.
Agua de arrozs. Bebida mística usada
secretamente por nuestros novelistas y poetas más populares para
regularizar la imaginación y narcotizar la conciencia. Se la
considera rica en obtusita y letargina y debe ser preparada en una
noche de niebla por una bruja gorda de la Ciénaga
Lúgubre.
Aires. Sustancia nutritiva con que la
generosa Providencia engorda a los pobres.
Alás. El Supremo Ser Mahometano por
oposición al Supremo Ser Cristiano, Judío, etc.
Albas. Momento en que los hombres
razonables se van a la cama. Algunos ancianos prefieren levantarse
a esa hora, darse una ducha fría, realizar una larga caminata con
el estómago vacío y mortificar su carne de otros modos parecidos.
Después orgullosamente atribuyen a esas prácticas su robusta salud
y su longevidad; cuando lo cierto es que son viejos y vigorosos no
a causa de sus costumbres sino a pesar de ellas. Si las personas
robustas son las únicas que siguen esta norma es porque las demás
murieron al ensayarla.
Alianzas.
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