Así que, anciano afortunado, pensad que los dioses gloriosos, cuyos portentos nos mueven a reverencia, os han salvado.
GLOSTER
Ahora recuerdo. En adelante soportaré mi dolor hasta que se canse y se muera. Al ser de que habláis lo tomé por un hombre. Solía decir: «El Maligno, el Maligno.» Él me trajo a este lugar.
EDGAR
Liberad y calmad vuestro ánimo.
Entra LEAR, loco.
Pero, ¿quién llega aquí? La cordura no nos deja vestirnos así. LEAR
No, no me detendrán por acuñar moneda. Yo soy el rey
EDGAR
¡Ah, escena dolorosa!
LEAR
En esto la naturaleza supera al arte. Toma tu prima de enganche. -- Ése maneja el arco como un espantacuervos. Ténsamelo una vara. -- Mira, mira, un ratón. ¡Chsss…! Servirá este trozo de queso tostado. --Ahí va mi guante: lo demostraré con un gigante. -- ¡Aquí los alabarderos! -- ¡Ah, así se vuela, pájaro! ¡Diana, diana! ¡Fíu! -- La contraseña.
Mejorana.
LEAR
Adelante.
GLOSTER
Esa voz la conozco.
LEAR
¡Vaya! ¡Goneril con barba blanca! Me adularon como perros zalameros, diciendo que tenía pelos blancos en la barba antes que me salieran los negros. Decir sí y no cada vez que yo decía sí y no es mala teología. Cuando vino la lluvia y me mojó, y el viento me hizo tiritar; cuando el trueno no callaba a pesar de mis órdenes, ahí los pillé, ahí los calé. Claro, no son hombres de palabra. Me decían que yo lo era todo. Mentira: no soy inmune a las fiebres.
GLOSTER
Ese tono de voz lo recuerdo. ¿No es el rey?
LEAR
Sí, un rey por entero.
Si miro ceñudo, el súbdito tiembla.
A ése le perdono la vida. ¿De qué se te acusa?
¿De adulterio? No morirás. ¿Morir por adúltero?
No: goza el gorrión y hasta la mosca dorada se aparea en mi presencia. Que cunda el fornicio, pues el hijo bastardo de Gloster ha sido más bueno con su padre que conmigo mis hijas, engendradas en legítimo lecho.
¡Vamos, lujuria, a montón, que me faltan soldados!
Mirad esa dama gazmoña, cuyo gesto anuncia hielo entre las piernas, que afecta virtud y menea la cabeza si oye hablar del placer.
Ni zorra, ni semental bien nutrido gozan con más desenfreno.
De cintura para abajo son centauros, aunque sean mujeres por arriba.
Hasta el talle gobiernan los dioses; hacia abajo, los demonios.
Ahí está el infierno, las tinieblas, el pozo sulfúreo, ardiendo, quemando; peste, podredumbre. ¡Qué asco, qué asco! ¡Uf, uf! Boticario, dame una onza de algalia, que me perfume la imaginación. Aquí tienes dinero.
GLOSTER
¡Ah, dejad que os bese la mano!
LEAR
Antes deja que la limpie; huele a mortalidad.
GLOSTER
¡Ah, criatura destrozada! Así llegará a su fin el universo. -- ¿Me conocéis?
LEAR
Me acuerdo muy bien de tus ojos. ¿Me los guiñas? No, haz lo imposible, ciego Cupido, que no pienso amar. Lee este desafío; mira cómo está escrito.
GLOSTER
Aunque las letras fueran soles, no las vería.
EDGAR [aparte]
Si lo contasen, no me lo creería. Pero es cierto, y me parte el corazón.
LEAR
Lee.
GLOSTER
¿Cómo? ¿Con qué ojos?
LEAR
¡Ajá! ¿Es eso? ¿Sin ojos en la cara, ni dinero en la bolsa? Lo verás todo negro y andarás sin blanca; ya ves cómo va el mundo.
GLOSTER
Lo veo sintiéndolo.
LEAR
¿Estás loco? Se puede ver cómo va el mundo sin tener ojos: mira con los oídos. Ve cómo ese juez maldice a ese pobre ladrón. Un leve susurro, cambias los papeles y, china, china, ¿quién es el juez y quién el ladrón? ¿Tú has visto a algún perro guardián ladrar a un mendigo?
GLOSTER
Sí, señor.
LEAR
Y el pobre hombre huye del chucho.
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