Al lado de su amada, Laura fue una fregona (y eso que su amado sí sabía celebrarla); Dido, un guiñapo; Cleopatra, una gitana; Helena y Hero, pencos y pendones; Tisbe, con sus ojos claros, no tenía nada que hacer. Signor Romeo, bon jour: saludo francés a tu calzón francés. Anoche nos lo diste bien.
ROMEO
Buenos días a los dos. ¿Qué os di yo anoche?
MERCUCIO
El esquinazo. ¿Es que no entiendes?
ROMEO
Perdona, buen Mercucio. Mi asunto era importante, y en un caso así se puede plegar la cortesía.
MERCUCIO
Eso es como decir que en un caso como el tuyo se deben doblar las corvas.
ROMEO
¿Hacer una reverencia?
MERCUCIO
La has clavado en el blanco.
ROMEO
¡Qué exposición tan cortés!
MERCUCIO
Es que soy el culmen.
ROMEO
¿De la cortesía?
MERCUCIO
Exacto.
ROMEO
No, eres el colmo, y sin la cortesía.
MERCUCIO
¡Qué ingenio! Sígueme la broma hasta gastar el zapato, que, cuando suelen gastarse las suelas, te quedas desolado por el pie.
ROMEO
¡Ah, broma descalza, que ya no con-suela!
MERCUCIO
Sepáranos, Benvolio: me flaquea el sentido.
ROMEO
Mete espuelas, mete espuelas o te gano.
MERCUCIO
Si hacemos carrera de gansos, pierdo yo, que tú eres más ganso con un solo sentido que yo con mis cinco. ¿Estamos empatados en lo de «ganso» ?
ROMEO
Empatados, no. En lo de «ganso» estamos engansados.
MERCUCIO
Te voy a morder la oreja por esa.
ROMEO
Ganso que grazna no muerde.
MERCUCIO
Tu ingenio es una manzana amarga, una salsa picante.
ROMEO
¿Y no da sabor a un buen ganso?
MERCUCIO
¡Vaya ingenio de cabritilla, que de una pulgada se estira a una vara!
ROMEO
Yo lo estiro para demostrar que a lo ancho y a lo largo eres un inmenso ganso.
MERCUCIO
¿A que más vale esto que gemir de amor? Ahora eres sociable, ahora eres Romeo, ahora eres quien eres, por arte y por naturaleza, pues ese amor babeante es como un tonto que va de un lado a otro con la lengua fuera para meter su bastón en un hoyo.
BENVOLIO
¡Para, para!
MERCUCIO
Tú quieres que pare mi asunto a contrapelo.
BENVOLIO
Si no, tu asunto se habría alargado.
MERCUCIO
Te equivocas: se habría acortado, porque ya había llegado al fondo del asunto y no pensaba seguir con la cuestión.
ROMEO
¡Vaya aparato!
Entran el AMA y su criado [PEDRO].
¡Velero a la vista!
MERCUCIO
Dos, dos: camisa y camisón.
AMA
¡Pedro!
PEDRO
Voy.
AMA
Mi abanico, Pedro.
MERCUCIO
Para taparle la cara, Pedro: el abanico es más bonito.
AMA
Buenos días, señores.
MERCUCIO
Buenas tardes, hermosa señora.
AMA
¿Buenas tardes ya?
MERCUCIO
Sí, de veras, pues el obsceno reloj está clavado en la raya de las doce.
AMA
¡Fuera! ¿Qué hombre sois?
ROMEO
Señora, uno creado por Dios para que se vicie solo.
AMA
Muy bien dicho, vaya que sí. «Para que se vicie solo», bien.-Señores, ¿puede decirme alguno dónde encontrar al joven Romeo?
ROMEO
Yo puedo, pero, cuando le halléis, el joven Romeo será menos joven de lo que era cuando le buscabais: yo soy el más joven con ese nombre a falta de otro peor.
AMA
Muy bien.
MERCUCIO
¡Ah! ¿Está bien ser el peor? ¡Qué agudeza! Muy lista, muy lista.
AMA
Si sois vos, señor, deseo hablaros conferencialmente.
BENVOLIO
Le intimará a cenar.
MERCUCIO
¡Alcahueta, alcahueta! ¡Eh-oh!
ROMEO
¿Has visto una liebre?
MERCUCIO
Una liebre, no: tal vez un conejo viejo y pellejo para un pastel de Cuaresma.
Anda alrededor de ellos cantando.
Conejo viejo y pellejo,
conejo pellejo y viejo
es buena carne en Cuaresma.
Pero conejo pasado
ya no puede ser gozado
si se acartona y reseca.
Romeo, ¿vienes a casa de tu padre? Comemos allí.
ROMEO
Ahora os sigo.
MERCUCIO
Adiós, vieja señora. Adiós, señora, señora, señora.
Salen MERCUCIO y BENVOLIO.
AMA
Decidme, señor. ¿Quién es ese grosero tan lleno de golferías?
ROMEO
Un caballero, ama, al que le encanta escucharse y que habla más en un minuto de lo que oye en un mes.
AMA
Como diga algo contra mí, le doy en la cresta, por muy robusto que sea, él o veinte como él. Y, si yo no puedo, ya encontraré quien lo haga. ¡Miserable! Yo no soy una de sus ninfas, una de sus golfas.
Se vuelve a su criado PEDRO.
¡Y tú delante, permitiendo que un granuja me trate a su gusto!
PEDRO
Yo no vi que nadie os tratara a su gusto. Si no, habría sacado el arma al instante. De verdad: soy tan rápido en sacar como el primero si veo una buena razón para luchar y tengo la ley de mi parte.
AMA
Dios santo, estoy tan disgustada que me tiembla todo el cuerpo. ¡Miserable! -
Deseo hablaros, señor. Como os decía, mi señorita me manda buscaros. El mensaje me lo guardo. Primero, permitid que os diga que si, como suele decirse, pensáis tenderle un lazo, sería juego sucio. Pues ella es muy joven y, si la engañáis, sería una mala pasada con cualquier mujer, una acción muy turbia.
ROMEO
Ama, encomiéndame a tu dama y señora. Declaro solemnemente...
AMA
¡Dios os bendiga! Voy a decírselo. Señor, Señor, ¡no cabrá de gozo!
ROMEO
¿Qué vas a decirle, ama? No has entendido.
AMA
Le diré, señor, que os declaráis, y que eso es proposición de caballero.
ROMEO
Dile que vea la manera de acudir esta tarde a confesarse, y allí, en la celda de Fray Lorenzo, se confesará y casará. Toma, por la molestia.
AMA
No, de veras, señor. Ni un centavo.
ROMEO
Vamos, toma.
AMA
¿Esta tarde, señor? Pues allí estará.
ROMEO
Ama, espera tras la tapia del convento.
A esa hora estará contigo mi criado
y te dará la escalera de cuerda
que en la noche secreta ha de llevarme
a la cumbre suprema de mi dicha.
Adiós, guarda silencio y serás recompensada.
Adiós, encomiéndame a tu dama.
AMA
¡Que el Dios del cielo os bendiga! Esperad, señor.
ROMEO
¿Qué quieres, mi buena ama?
AMA
¿Vuestro criado es discreto? Lo habréis oído:
« Dos guardan secreto si uno lo ignora.»
ROMEO
Descuida: mi criado es más fiel que el acero.
AMA
Pues mi señorita es la dama más dulce... ¡Señor, Señor! ¡Tan parlanchina de niña! Ah, hay un noble en la ciudad, un tal Paris, que le tiene echado el ojo, pero ella, Dios la bendiga, antes que verle a él prefiere ver un sapo, un sapo de verdad. Yo a veces la irrito diciéndole que Paris es el más apuesto, pero, de veras, cuando se lo digo, se pone más blanca que una sábana. ¿A que « romero
» y « Romeo » empiezan con la misma letra?
ROMEO
Sí, ama, con una erre. ¿Qué pasa?
AMA
¡Ah, guasón! «Erre» es lo que hace el perro. Con erre empieza la... No, que empieza con otra letra.
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