¿Quién era Sancho Panza? ¿Quién era don Abundio? Y, sin embargo, son eternos, porque -semillas vivientes- ¡tuvieron la suerte de encontrar una matriz fecunda, una fantasía que supo nutrirlos y desarrollarlos, darles vida eterna!

EL DIRECTOR. ¡Todo lo que dice está bien! Pero ¿qué quieren aquí?

EL PADRE. ¡Queremos vivir, señor!

El DIRECTOR. (Irónico.) ¿Por toda la eternidad?

EL PADRE. No, señor. Por lo menos un momento, a través de ustedes.

UN ACTOR. ¡Qué ocurrencia!

LA PRIMERA ACTRIZ. ¡Quieren vivir en nosotros!

EL ACTOR JOVEN. (Señalando a la HIJASTRA) Por mí no hay problema, si a mí me toca ella.

EL PADRE. Fíjense, fíjense: todavía hay que hacer la comedia; (al DIRECTOR) pero si usted quiere y sus actores están dispuestos, la organizamos rápidamente entre nosotros.

EL DIRECTOR. (Molesto.) ¿Pero qué quiere organizar? ¡Aquí no se hace nada de eso! ¡Aquí se interpretan dramas y comedias!

EL PADRE. ¡Por eso mismo! ¡Hemos venido con usted justamente por eso!

EL DIRECTOR. ¿Y dónde está el guión?

EL PADRE. Está en nosotros mismos, señor. (Los ACTORES reirán.) El drama está en nosotros, somos nosotros, y estamos impacientes por representarlo, así como dentro nos urge la pasión.

LA HIJASTRA. (Sarcástica, con la pérfida gracia de una oscura desvergüenza.) ¡Mi pasión, si la conociera, señor! Mi pasión… ¡Por él! (Señalará al PADRE e intentará abrazarlo, pero estallará en una carcajada estruendosa.)

EL PADRE. (Con un arranque de ira.) ¡Por ahora quédate en tu sitio! ¡Y no te rías de esa manera!

LA HIJASTRA. ¿No? Y ahora permítanme: si bien huérfana hace apenas dos meses, ¡miren los señores cómo canto y cómo bailo!

Sugerirá maliciosamente que está bailando con paso de baile la primera estrofa de «Prends garde a Tchou-Tchin-Tchou» de Dave Stamper en la adaptación a Fox-trot o One-Step lento de Francis Salabert.

Les chinois sont un peuple malin,

De Shangai à Pekin,

Ils ont mis des écriteaux partout:

Prenez garde à Tchou-Tchin-Tchou!

Los ACTORES, de manera particular los jóvenes, mientras ella canta y baila, como atraídos por una extraña fascinación, se desplazarán hacia ella y apenas levantarán las manos como si la quisieran atrapar. Ella se hará la escurridiza. Cuando los ACTORES estallen en aplausos, y después de que el DIRECTOR le llame la atención, se quedará como abstraída y lejana.

LOS ACTORES Y LAS ACTRICES. (Entre risas y aplausos.) ¡Muy bien! ¡Bravo! ¡Bravo!

EL DIRECTOR. (Iracundo.) ¡Silencio! ¿Creen que están en un cabaret? (Haciéndose a un lado con el PADRE, y con cierta consternación.) Pero, dígame. ¿Está loca?

EL PADRE. ¿Loca? No. ¡Algo peor!

LA HIJASTRA. (Corriendo rápidamente hacia el director.) ¡Peor! ¡Peor! ¡Mucho peor, señor! ¡Peor! Escuche, si es tan amable: haga representar en breve este drama, porque verá que en cierto momento, yo, cuando esta pequeña preciosa… (Tomará de la mano a la NIÑA, que habrá estado junto a la MADRE, y la llevará delante del DIRECTOR.) ¿Ve lo preciosa que es? (La levantará en brazos y la besará.) ¡Cariño mío, cariño mío! (La dejará de nuevo en el suelo y añadirá, casi involuntariamente, conmovida.) Y bien, cuando a esta preciosa se la quite Dios a su pobre Madre, y cuando este bobalicón (tirará hacia delante del MUCHACHO agarrándolo sin miramientos por la manga) haga la estupidez más grande, propia del estúpido que es (lo devolverá junto a la MADRE de un empujón), ¡entonces sí podrá verse cómo volaré! ¡Sí, señor! ¡Volaré! ¡Muy alto! ¡Y no veo el momento de hacerlo, créame, no lo veo! Porque después de lo que ocurrió íntimamente entre él y yo (señalará al PADRE con un guiño atroz) no puedo seguir junto a todos ellos, presenciando el tormento de aquella Madre por aquel granuja. (Señalará al Hijo.) ¡Mírelo! ¡Mírelo! ¡Indiferente y frío, porque él es el Hijo legítimo! Lleno de desprecio por mí, por aquel, (señalará al MUCHACHO) por aquella criaturita. ¿Y sabe por qué? Porque somos bastardos. ¿Queda claro? Bastardos. (Se acercará a la MADRE y la abrazará.) Y a esta pobre Madre, que es la Madre de todos nosotros, él no la quiere reconocer como Madre suya.