700 libras... ¡Mistress Erlynne, 400 libras!... ¡Oh, era verdad! ¡Qué horror! (Arroja el libro al suelo. Entra LORD WINDERMERE por el fondo.)
LORD WINDERMERE.- ¿Qué, han traído ya el abanico? (Al dirigirse hacia ella ve el libro de cheques en el suelo.) Margarita, ¿tú has abierto a la fuerza el libro de cheques? ¡No tenías ningún derecho a ello!
LADY WINDERMERE.- ¿Te parece mal que te haya desenmascarado, eh?
LORD WINDERMERE- Me parece mal que una mujer espíe a su marido.
LADY WINDERMERE.- Yo no te he espiado. Hasta hace media hora no he sabido que existía esa mujer. Una persona compasiva tuvo la bondad de decirme lo que ya sabe todo Londres: tus visitas diarias a esa casa, tu absurda pasión, las enormes cantidades que te cuesta esa mujerzuela...
LORD WINDERMERE. - ¡Margarita, no hables así de mistress Erlynne! ¡Tú no sabes lo injusta que eres!
LADY WINDERMERE.- ¡Cuánto te preocupa el honor de mistress Erlynne! ¡Ojalá te preocupase tanto el mío!
LORD WINDERMERE- Tu honor está intacto, Margarita. Tú no puedes creer un instante que yo... (Guardando de nuevo el libro de cheques en el bureau.)
LADY WINDERMERE.- Lo que creo es que gastas tu dinero absurdamente. Eso es todo. ¡Oh, no vayas a creer que es el dinero lo que me preocupa! Por mí, puedes tirar todo el que tenemos. No; lo que me asombra y me confunde es que tú, que me has querido; tú que me has enseñado a quererte, puedas pasar así del amor que se da al amor que se vende. ¡Eso es lo horrible! (Se sienta en el sofá.) ¡Me siento como degradada! Tú no sientes nada; pero yo me siento manchada, envilecida. Tú no puedes comprender lo odioso, lo repugnante que me parecen ahora estos seis últimos meses. Cada beso que me diste lo tengo ahora aquí quemándome la memoria.
LORD WINDERMERE.- (Yendo hacia ella.) ¡No digas eso, Margarita! ¡Tú eres la única mujer que yo he querido en el mundo!
LADY WINDERMERE.- (Levantándose.) ¿Quién es esa mujer, entonces? ¿Por qué has tomado una casa para ella?
LORD WINDERMERE.- Yo no he tomado una casa para ella.
LADY WINDERMERE.- Le has dado el dinero para tomarla, que es lo mismo.
LORD WINDERMERE. - Margarita, desde que yo conozco a mistress Erlynne...
LADY WINDERMERE. - Pero, ¿hay realmente alguna mistress Erlynne, o es un mito?
LORD WINDERMERE.- Su marido murió hace años. Está sola en el mundo.
LADY WINDERMERE.- ¿Sin ningún pariente? (Un momento de silencio.)
LORD WINDERMERE.- Sin ninguno.
LADY WINDERMERE.- Un poco raro parece.
LORD WINDERMERE. - Margarita, iba a decirte –y te ruego que me escuches- que desde que yo conozco a mistress Erlynne su conducta ha sido intachable. Si en otros tiempos...
LADY WINDERMERE. - ¡Oh, basta, basta! ¡No necesito detalles de su vida!
LORD WINDERMERE.- No voy a darte detalles de su vida. Lo único que quiero decirte es que mistress Erlynne fue en otro tiempo una mujer honrada, querida, respetada. Era de una gran familia, ocupaba una gran posición... Pues bien; lo perdió todo, renunció a todo si quieres. Esto hace el caso todavía más amargo. Las desgracias que vienen de fuera, de los demás, o del destino, pueden siquiera soportarse; son accidentes inevitables. ¡Pero sufrir por culpa propia....
ah, ésa es la verdadera maldición de la vida!... Además, fue hace veinte años. Era poco más que una niña. Llevaba todavía menos tiempo de casada que tú.
LADY WINDERMERE- Te advierto que no me interesa lo más mínimo esa mujer...
1 comment