LEAR

¡Ah, el corazón, se me sube el corazón! ¡Abajo!.

BUFÓN

Tú grítale, abuelo, como aquella cocinera que metía las anguilas vivas en la masa; les zurraba en la cresta con un palo, gritándoles: «¡Abajo, rebeldes, abajo!» Su hermano fue aquél que, de pura bondad con su caballo, le puso mantequilla al pienso.

Entran CORNWALL, REGAN, GLOSTER y criados.

LEAR Buenos días a los dos. CORNWALL

Salud a vos, mi señor.

KENT es puesto en libertad. REGAN

Me alegro de veros, señor.

LEAR

Te creo, Regan, y sé por qué razón te creo: si no te alegrases, maldeciría la sepultura de tu madre por ser la tumba de una adúltera. – [A KENT] ¡Ah! ¿Estás libre? Hablaremos de esto. -- Querida Regan, tu hermana es perversa.

¡Ah, Regan! Cual buitre, me ha clavado en el pecho el pico punzante de la ingratitud.

Apenas puedo hablarte; no creerías de qué modo tan malvado…¡Ah, Regan!

REGAN

Os lo ruego, señor, conteneos.

Quiero creer que no la estimáis en lo que vale, no que ella falte a su deber.

LEAR

¿Cómo? ¿Qué dices?

REGAN

No puedo creer que mi hermana sea capaz de eludir su obligación. Señor, si acaso refrenó los desmanes de vuestros seguidores, lo hizo por motivos y fines tan sensatos que la eximen de toda culpa.

LEAR

¡Pues yo la maldigo!

REGAN

Señor, sois anciano. En vos la naturaleza está al borde de su término. Dejad que os guíe y conduzca el prudente que aprecia vuestra condición mejor que vos. Por tanto, os suplico que volváis con mi hermana. Decid que la agraviasteis.

LEAR

¿Pedirle perdón? ¡Muy propio de la paternidad! «Querida hija, reconozco que soy viejo.

La vejez es una inútil. Te pido de rodillas que te dignes darme ropa, cama y alimento.»

REGAN

Basta, señor. Esos gestos son indecorosos. Volved con mi hermana.

LEAR

Jamás, Regan. Me ha quitado la mitad de mi séquito; estuvo ceñuda conmigo; cual serpiente, me hirió el corazón con su lengua. ¡Que todas las venganzas que atesoran los cielos caigan sobre su ingrata cabezal

¡Aires malsanos, dejadle baldados sus jóvenes miembros!

CORNWALL

¡Vamos, vamos, señor!

LEAR

¡Raudos relámpagos, lanzad contra sus ojos desdeñosos vuestras llamas cegadoras!

¡Miasmas que emanáis de las ciénagas con el fuego del sol, corromped su belleza y llenadla de llagas!

REGAN

¡Dioses benditos! También me lo desearéis a mí en momentos de arrebato.

LEAR

No, Regan, yo nunca te maldeciré.

Tu condición apacible no puede volverte tan cruel. Sus ojos asustan; los tuyos confortan y no queman. No es propio de ti escatimarme deseos, reducirme la escolta, contestarme con dureza, regatearme el subsidio y, en suma, recibirme echando el cerrojo. Tú conoces los deberes naturales, tu obligación filial, los actos de cortesía, las deudas de gratitud. Tú no has olvidado la mitad del reino que te di por dote.

REGAN

Señor, al asunto.

LEAR

¿Quién puso a mi hombre en el cepo?

Toque de trompeta dentro. CORNWALL

¿Qué señal es ésa?

REGAN

La conozco: es la de mi hermana; esto confirma su aviso de que llegaría pronto.

Entra [OSWALD, el] mayordomo.

¿Ha llegado tu señora? LEAR

Éste es un granuja que se crece de prestado a cuenta del favor inconstante de su ama. ¡Fuera de mi vista, lacayo!

CORNWALL

Señor, ¿qué os proponéis?

Entra GONERIL. LEAR

¿Quién castigó a mi emisario? Regan, confío en que tú no sabías nada. – ¿Quién llega? ¡Ah, dioses! Si amáis a los ancianos, si vuestro benigno poder reconoce la obediencia, si también sois ancianos,

¡haced vuestra mi causa! ¡Asistidme y defendedme! [A GONERILI ¿No te avergüenza mirar estas canas? ¡Ah, Regan! ¡La coges de la mano!

GONERIL

¿Por qué no iba a hacerlo? ¿Qué he hecho yo de malo? Malo no es todo lo que cree la necedad y juzga la chochez.

LEAR

¡Ah, pecho, cómo resistes! ¿Aún puedes soportarlo? -- ¿Quién puso a mi hombre en el cepo?

CORNWALL

Fui yo, señor. Pero sus excesos no merecían ese honor.

LEAR

¿Tú? ¿Fuiste tú?

REGAN

Os lo ruego, padre: reconoced que sois débil. Si, hasta el fin de vuestro mes, queréis volver y residir con mi hermana, despidiendo a la mitad de vuestro séquito, venid después conmigo. Estando ausente de casa, no dispongo de los medios necesarios para recibiros.

LEAR

¿Volver con ella y despedir cincuenta hombres? No, antes renuncio a todo techo; me asociaré con lobos y con búhos y bajo la furia de los cielos me expondré al mordisco de la privación. ¿Volver con ella? Ahí está el fogoso Rey de Francia, que a mi hija menor tomó sin dote: también podría arrodillarme ante su trono y pedirle un subsidio de escudero para seguir en esta vida miserable.

¿Volver con ella? Antes pídeme que sea esclavo y siervo de este odioso mayordomo.

GONERIL

Como os plazca, señor.

LEAR

Te lo ruego, hija mía, no me vuelvas loco.

No pienso molestarte, hija. Adiós.

Ya nunca nos veremos, ni nos encontraremos. Pero eres mi carne, mi sangre, mi hija, o más bien infección de mi carne que forzosamente es mía. Eres un tumor, una llaga que supura, una úlcera inflamada en mi sangre corrompida.