BUFÓN
No entres ahí, abuelo: hay un espíritu. ¡Socorro, auxilio!
KENT
Dame la mano. -- ¿Quién anda ahí?
BUFÓN
¡Un espíritu, un espíritu! Dice que se llama Pobre Tom
KENT
¿Quién eres tú, que te quejas en la choza?
Sal de ahí.
Entra EDGAR [disfrazado de mendigo].
EDGAR
¡Fuera! Me persigue el Maligno.
El viento helado sopla entre el espino. ¡Huuum! Acuéstate, que tienes frío. LEAR
¿Les has dado todo a tus dos hijas?
¿A esto has llegado?
EDGAR
Dadle algo al pobre Tom. El Maligno le ha llevado por fuego y por llama, por vado y remolino, por ciénaga y pantano. Le ha puesto cuchillos debajo de la almohada, sogas en la galería y veneno al lado de la sopa. Le ha vuelto soberbio de hacerle trotar en caballo bayo sobre puentes de cuatro pulgadas persiguiendo a su sombra cual si fuera una traidora. ¡Los dioses te lo pagarán! Tom tiene frío. Titi, titi, titi. ¡Y te bendecirán contra los torbellinos, el mal de los astros y las pestes! Limosna para el pobre Tom, víctima del Maligno. A ver si lo pillo aquí, y aquí, y aquí.
Sigue la tormenta. LEAR
¿A eso le han llevado sus hijas? – ¿No pudiste guardar nada? ¿Se lo diste todo?
BUFÓN
No: se guardó una manta, que, si no, nos daría vergüenza.
LEAR
¡Caigan sobre sus hijas todas las plagas del cielo que penden funestas sobre las culpas de los hombres!
KENT
Señor, no tiene hijas.
LEAR
¡Así te maten, traidor! Sólo unas hijas malvadas podían degradar tanto su naturaleza.
¿Es costumbre que a los padres rechazados les dé tan poca lástima su carne?
¡Un castigo justo! Su carne fue la que engendró a estos pelícanos de hijas.
EDGAR
Fue Pelicón al Mont Pelicón…
¡Aú, aú, du --dú!
BUFÓN
Esta noche helada nos va a volver a todos locos a idiotas.
EDGAR
Guárdate del Maligno, obedece a tus padres, honra tu palabra, no jures, no peques con esposa ajena, no vistas con ostentación. Tom time frío.
LEAR
¿Tú qué has sido?
EDGAR
Un galán, soberbio de corazón y de ánimo. Me rizaba el pelo, llevaba guantes en el sombrero, satisfacía el placer de mi amada y con ella realizaba el acto de las sombras; mis palabras eran juramentos a los que faltaba ante los ojos del cielo; mis sueños, fantasías amorosas que practicaba despierto. El vino, lo adoraba; los dados me apasionaban; y en cuanto a mujeres, tenía más que un sultán. Falso de alma, vivo de oído, presto de espada; cerdo en pereza, zorro en sigilo, lobo en mi gula, perro en mi rabia, león con mi presa. No entregues tu corazón a mujer por un crujir de zapatos o de sedan. No pongas el pie en un prostíbulo, la mano entre unas faldas ni la firma en un pagaré y desafía al Maligno.
Y el viento aún sopla entre el espino y dice «hu, hu, ay, ay».
Muchacho, el delfín. ¡Ea! Déjale trotar.
Sigue la tormenta. LEAR
Mejor estarías en la tumba que aquí con tu cuerpo desnudo frente al cielo inclemente. ¿El hombre es sólo esto? Miradle bien. Tú no le debes seda al gusano, piel a la bestia, lana a la oveja o perfume a la civeta. Ah, aquí estamos tres adulterados; tú eres el ser puro. El hombre desguarnecido no es más que un pobre animal desnudo y de dos patas como tú. ¡Fuera, fuera con lo prestado! Vamos, desabrochadme.
Entra GLOSTER con una antorcha. BUFÓN
Te lo ruego, abuelo, cálmate. La noche está infame para nadar. Un fuego menudo en un páramo es como el corazón de un viejo verde: una chispa pequeña, y el resto del cuerpo, apagado. Mirad, aquí viene un fuego fatuo.
Éste es el demonio Flibertigibet.
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