Tú, Edmond, cuya obediencia y valer han hablado por sí mismos, serás de los nuestros.

Hombres de tanta confianza van a serme necesarios. Pasas a mi servicio.

EDMOND

Os serviré cuanto pueda y siempre con lealtad.

GLOSTER

Os lo agradezco en su nombre.

CORNWALL

No sabéis por qué venimos a veros.

REGAN

Tan a destiempo, adentrándonos por las sendas de la noche. Noble Gloster, son cuestiones de importancia que exigen vuestro consejo.

Nuestro padre, así como nuestra hermana, me informan de discordias, y he estimado conveniente responder lejos de nuestra casa.

Los mensajeros aguardan la orden de partir.

Nuestro viejo gran amigo, alegraos y dispensad vuestro valioso consejo en un asunto que requiere acción inmediata.

Salen. Clarines.

II-2

Entran KENT y [OSWALD, el] mayordomo, por lados opuestos. OSWALD Buenas noches, amigo. ¿Eres de la casa?

KENT

Sí.

OSWALD

¿Dónde podemos atar los caballos?

KENT

En el barro.

OSWALD

Vamos, dímelo, si lo tienes a bien.

KENT

Lo tengo a mal.

OSWALD

Bueno, y tú no me caes bien.

KENT

Como te agarre, verás qué bien te caigo.

OSWALD

¿Por qué me tratas así? ¡Si no te conozco!

KENT

Pero yo a ti sí.

OSWALD

¿Quién soy yo?

KENT

Un bergante, un bribón, un lameplatos, un granuja rastrero, altanero, vacío; un lacayo ambicioso y pelagatos con calzas de estopa; un pícaro miedica, pleiteador, hijo de puta, miraespejos, servil y relamido; un esclavo pobretón, que haría de alcahuete por dar buen servicio y que no es más que una mezcla de granuja, pordiosero, cobarde, rufián e hijo y heredero de perra mestiza; un tipo al que voy a sacudir hasta arrancarle chillidos si me niega una sílaba de cuanto le he llamado.

OSWALD

Eres un tipo espantoso, maldiciendo a quien no te conoce ni conoces.

KENT

Y tú un bellaco insolente, negando que me conoces. ¿No hace dos días que te puse la zancadilla y te pegué ante el rey? ¡Desenvaina, granuja, que, aunque sea de noche, hay luna! ¡Te voy a hacer picadillo lunar, barbilindo rastrero hijo de puta! ¡Desenvaina!

OSWALD

¡Fuera! Contigo no tengo que ver.

KENT

¡Desenvaina, bergante! Vienes con una carta contra el rey y te pones de parte de doña Vanidad y contra su regio padre. ¡Desenvaina, bellaco, o te dejo en carne viva esas zancas! ¡Desenvaina, granuja!

¡Vamos!

OSWALD

¡Socorro, auxilio! ¡Que me matan!

KENT

¡Ataca, cobarde! ¡Alto, granuja! ¡Detente, lindo cobarde, y ataca!

OSWALD

¡Socorro! ¡Que me matan, que me matan!

Entran [EDMOND, el] bastardo, espada en mano, CORNWALL, REGAN, GLOSTER y criados. EDMOND

¡Eh! ¿Qué ocurre? ¡Separaos!

KENT

Con vos, señorito. Si gustáis, dejad que os instruya. Vamos, mi joven maese.

GLOSTER

¿Armas? ¿Pelea? ¿Qué pasa aquí?

CORNWALL

¡Silencio, por vuestra vida! ¡El que ataque, morirá! ¿Qué ocurre?

REGAN

Los mensajeros de mi hermana y el rey.

CORNWALL

¿A qué se debe esta lucha? Hablad.

OSWALD

Estoy sin aliento, señor.

KENT

No es de extrañar, con el valor que derrochas, cobarde granuja. De ti reniega la naturaleza: a ti te hizo un sastre.

CORNWALL

Eres un tipo singular. ¿Un sastre hacer a un hombre?

KENT

Un sastre, señor: un picapedrero o un pintor no le habrían hecho tan mal, ni aun llevando sólo dos años en el oficio.

CORNWALL

Vamos, habla. ¿Cómo empezó la pelea?

OSWALD

Señor, este viejo energúmeno, cuya vida he perdonado por respeto a sus canas…

KENT

¡Tú, cero de puta, signo vacío! -- Señor, si me dais licencia, patearé a este burdo infame hasta hacerle argamasa y enlucir las paredes de un retrete. ¿Por mis canas, colipavo?

CORNWALL

¡Silencio!

Zafio salvaje, ¿no tienes respeto?

KENT

Sí, señor, pero el enfado tiene preferencia.

CORNWALL

¿Qué es lo que tanto te enfada?

KENT

El que un bribón como éste vaya con espada y sin honor. Granujas tan sonrientes roen y rompen como ratas vínculos sagrados que son indisolubles; dan gusto a los impulsos que se desatan en el pecho de sus amos, echando leña a su fuego y nieve a su desánimo; niegan, afirman, giran su pico de alción según cambia el viento de sus dueños y, como perros, no saben más que seguirlos. – ¡Maldita sea tu cara epiléptica!

¿Te ríes de mí como si fuese un bufón?

So ganso, si te agarro en la llanura de Sarum, te llevo graznando a Camelot.

CORNWALL

Pero, ¿estás loco, viejo?

GLOSTER

¿Cómo empezó todo? Dilo.

KENT

No hay contrarios más inconciliables que este granuja y yo.

CORNWALL

¿Por qué granuja? ¿Qué ha hecho de malo?

KENT

No me gusta su semblante.

CORNWALL

Ni tal vez el mío, el suyo o el de ella.

KENT

Señor, mi oficio es ser claro: he visto mejores caras en mi vida que la que lleva encima de sus hombros cualquiera de los que tengo delante.

CORNWALL

Éste es uno de ésos que, elogiado por sincero, adopta una insolente tosquedad y se impone una conducta opuesta a su carácter.

El no sabe adular, no; él es claro y franco y siempre dice verdades: si las toman, bien; si no, es que es sincero. Conozco a estos granujas: en su franqueza ocultan más astucia y corrupción que veinte lacayos que no cesan de inclinarse y se extreman por cumplir.

KENT

Señor, de buena fe, con franca veracidad, con la venia de vuestra egregia figura, cuyo poder, igual que la ardiente aureola que flamea en la frente de Febo…

CORNWALL

¿Qué te propones?

KENT

Salirme de mi estilo, que tanto os disgusta. Señor, sé que no soy adulador. El que os ha engañado hablando claro es claramente un granuja, y yo nunca lo seré, aunque me gane vuestro enojo al obligaros a rogármelo.

CORNWALL

¿En qué le ofendiste?

OSWALD

En nada. Hace poco, interpretándome mal, su amo el rey tuvo a bien pegarme. Entonces él, secundándole y halagando su disgusto, me derribó por detrás.

Estando yo en el suelo, se creció, me insultó y tanto se hizo el héroe que logró distinguirse, y el rey le alabó por rendir a quien no se resistía; y ahora, excitado por su hazaña, arremete de nuevo contra mí.

KENT

Estos granujas y cobardes son capaces de engañar al mismo Áyax.

CORNWALL

¡Traed el cepo! Viejo incorregible, maduro bravucón, yo te enseñaré.

KENT

Señor, a mi edad ya no se aprende. No me queráis en el cepo. Sirvo al rey, y por su encargo vine a veros.

Demostraríais poco respeto y gran violencia a la persona y majestad de mi señor castigando a su emisario.

CORNWALL

¡Traed el cepo! Por mi vida y mi honra, que aquí se quedará hasta el mediodía.

REGAN

¿El mediodía? Hasta la noche, mi señor, y toda ella.

KENT

Señora, si yo fuese el perro de vuestro padre no me trataríais así.

REGAN

Mas, como eres su esclavo, lo haré.

p Este es uno de la especie de que habla nuestra hermana. -- ¡Vamos, el cepo!

Sacan el cepo. GLOSTER

Permitidme suplicaros: no lo hagáis.* El rey se ofenderá si se ve menospreciado en su propio mensajero y se lo encuentra apresado de este modo.

CORNWALL

De eso respondo yo.

REGAN

Mi hermana se ofenderá mucho más si insultan y atacan a su mayordomo.*

CORNWALL

Y ahora vamos, señor.

Salen [todos menos GLOSTER y KENT.] GLOSTER

Me das pena, amigo. Pero es deseo del duque, cuyo carácter, como todo el mundo sabe, no se deja refrenar. Yo te defenderé.

KENT

No, mi señor. He viajado sin reposo. Pasaré un rato durmiendo y el resto, silbando.