Lo que tú quieras… Ni que tire por allí ni que tire por aquí…

VECINA. (Dando en el codo a sus Hijas.) ¿Están bien en dos pesetas?

ZAPATERO. ¡Tú dirás!

VECINA. Vaya… te daré una…

ZAPATERA. (Saliendo furiosa.) ¡Ladrona! (Las Mujeres chillan y se asustan.) ¿Tienes valor de robar a este hombre de esa manera? (A su Marido.) Y tú, ¿dejarte robar? Vengan los zapatos. Mientras no des por ellos diez pesetas, aquí se quedan.

VECINA. ¡Lagarta, lagarta!

ZAPATERA. ¡Mucho cuidado con lo que estás diciendo!

NIÑAS. ¡Ay, vámonos, vámonos, por Dios!

VECINA. Bien despachado vas de mujer, ¡que te aproveche! (Se van rápidamente. El Zapatero cierra la ventana y la puerta.)

ESCENA V

Zapatero y Zapatera.

ZAPATERO. Escúchame un momento…

ZAPATERA. (Recordando.) Lagarta… lagarta… qué, qué, qué… ¿qué me vas a decir?

ZAPATERO. Mira, hija mía. Toda mi vida ha sido en mí una verdadera preocupación evitar el escándalo. (El Zapatero traga constantemente saliva.)

ZAPATERA. ¿Pero tienes el valor de llamarme escandalosa, cuando he salido a defender tu dinero?

ZAPATERO. Yo no te digo más, que he huido de los escándalos, como las salamanquesas del agua fría.

ZAPATERA. (Rápida.) ¡Salamanquesas! ¡Huy, qué asco!

ZAPATERO. (Armado de paciencia.) Me han provocado, me han, a veces, hasta insultado, y no teniendo ni tanto así de cobarde he quedado con mi alma en mi almario, por el miedo de verme rodeado de gentes y llevado y traído por comadres y desocupados. De modo que ya lo sabes. ¿He hablado bien? Ésta es mi última palabra.

ZAPATERA. Pero vamos a ver: ¿a mí qué me importa todo eso? Me casé contigo, ¿no tienes la casa limpia? ¿No comes? ¿No te pones cuellos y puños que en tu vida te los habías puesto? ¿No llevas tu reloj, tan hermoso, con cadena de plata y venturinas, al que doy cuerda toda las noches? ¿Qué más quieres? Porque, yo, todo; menos esclava. Quiero hacer siempre mi santa voluntad.

ZAPATERO. No me digas… tres meses llevamos casados, yo, queriéndote… y tú, poniéndome verde. ¿No ves que ya no estoy para bromas?

ZAPATERA. (Seria y como soñando.) Queriéndome, queriéndome… Pero (Brusca.) ¿qué es eso de queriéndome? ¿Qué es queriéndome?

ZAPATERO. Tú te creerás que yo no tengo vista y tengo. Sé lo que haces y lo que no haces, y ya estoy colmado, ¡hasta aquí!

ZAPATERA. (Fiera.) Pues lo mismo se me da a mí que estés colmado como que no estés, porque tú me importas tres pitos, ¡ya lo sabes! (Llora.)

ZAPATERO.