¿blanco, tal vez? ¿pechos, rodillas, glúteos... que se dibujan bajo el impermeable? Pertenecen, en cualquier caso, al espacio simbólico de la luna ––o de los lunares (suciedades de savia vegetal o semen, según opina el mismo Fongaro). De ser esto último (que no lo creemos, debido al adjetivo redondos), estas chicas, además de ser unas desconsideradas con el Poeta, serían un poco guarras.

[245] Planta primulácea, de color rosa o azul, que se empleó en el campo contra la hidropesía, la rabia y la mordedura de animales venenosos. Rimbaud muestra (y no será la única vez) un conocimiento preciso de las costumbres campesinas.

[246] Especie de brillantina fijador. No es una palabra muy francesa, al parecer.

[247] ¿La cabeza, el pene? da la impresión de que es lo primero. La expresión tocar la mandolina sólo se refiere en francés a la masturbación femenina,

[248] Puede parecer mentira, pero es así:––Rimbaud pretende que sus amantes pasadas se tapen los pechos a base de tortazos, como si éstos fueran chapas de metal que pudieran parchear la superficie camal odiada. Hay que decir que Rimbaud emplea una palabra, fouffe, que no existe en francés; es palabra propia de las Ardenas, según S. Bernard. La palabra crea un cierto distanciamiento enigmático.

[249] El sentimiento, por sentimentalista, será negativo en el universo afectivo de Rimbaud: huele a pequeño burgués.

[250] Recordemos que la Venus Anadiomena ya nos ofrecía esta visión negativa del cuerpo femenino; y nada especial le había ocurrido entonces a Rimbaud.

[251] Con el sentido de fracasadas.

[252] Dos versos bastante enigmáticos: devueltas a sus rincones, estas mujeres vivirán como asnos cargados de ignominia: la ignominia del trabajo cotidiano y, sobre todo, la ignominia de la sumisión ––a Dios... ¿O es en Dios donde podrán descansar de sus ignominias? El contexto religioso rimbaldiano, más ambiguo de lo que tantas veces se pretende, permite las dos interpretaciones.

[253] A pesar de todo, estas mujeres pasan a engrosar la galería de seres miseriosos sobre los que se vierte tanto la ironía y el sarcasmo como la ternura de Rimbaud.

[254] Poema de mayo de 1871. Grotesco y tierno. Si grotesco es el personaje, la naturaleza ––en este caso el sol y la luna–– se encarga de crear un halo de poesía que en cierto modo lo sacraliza.

[255] Personaje del mundo religioso, pues.

[256] ¿Para qué se pone en cuclillas, en la nieve, frente a la luna?

[257] Poema de 1871; algunos piensan que de 1870. El poeta proyecta sobre el niño de siete años la visión del mundo que tiene a los dieciséis. Es una obra autobiográfica, pero es también una poética de la vida, del ensueño y de la escritura. Rebeldía del niño, en la primera estrofa; amistades inaceptables por la familia en la segunda; iniciación a la literatura y al amor en la tercera; atracción hacia la miseria social en la cuarta; presentimiento del viaje exótico siempre soñado y nunca realizado (El barco ebrio), hasta su partida hacia África.

[258] De los deberes y del deber moral.

[259] El váter como refugio es un tema muy propio de Rimbaud. Más tarde encontraremos fragmentos de poemas que llevarán ese título. Creemos que no sólo es la soledad y el frescor lo que lo llevan allí, sino, también, una complacencia coprófila; y así debemos interpretar las alusiones a ciertas comas (virgules), dibujadas en las paredes del cuarto que habitaron juntos Rimbaud y Verlaine, y a las que más tarde hará alusión este último... dibujadas ¿con qué materia? «El Cuarto, ¿no recuerdas sus formas evocadas / por mugre en sus paredes y por qué extrañas comas?» (El poeta y la Musa).

[260] Como el vagabundo de Mi bohemia, el niño es capaz de escuchar el mundo minúsculo de samas y mohos que invade las ramas de los espaldares.

[261] Es el niño el que es presa de compasiones, inmundas a los ojos de la madre, pues tienen como objeto esos harapientos sucios, indignos de la compañía de un hijo.

[262] En este caso se trata del ojo azul del hijo; así lo creemos, contrariamente a Bouillane de Lacoste: el niño eleva sobre la madre su ojo azul, en el que ésta cree ver arrepentimiento, aunque sólo hay rebeldía.

[263] En esta estrofa, la palabra poética avanza con un ritmo desenfrenado, con una sintaxis errabunda a la búsqueda de la anotación final: ese sabor a piel en la boca, con el que el niño, vencido vencedor, se retira a su cuarto.

[264] Este color es una auténtica obsesión: campos del norte de Francia anegados en bruma helada hasta que se recogen las berzas en invierno... pero, también, comida del campesino pobre.

[265] El tema de las «pubescencias de oro» volveremos a encontrarlo en un poema del Álbum de coña, pero en un sentido muy diferente.

[266] Incluso en la ensoñación del viaje exótico, no son la melancolía (como en Baudelaire) o el spleen (como en Baudelaire y Mallarmé) los sentimientos que dominan el corazón del niño o del adolescente, sino ese furor, que es la marca inequívoca de la energía, del vigor mental, rimbaldiano.

[267] Poema de junio de 1871, central en la galería de los miseriosos rímbaldianos. Ahora bien, no todo es negativo en la visión de estos pobres: si su esencia, por pasiva, es abyecta, su condición social invita a la compasión, que es una forma de amor.

[268] Conservamos la expresión popular francesa, muy significativa de la ironía del poeta: El Buen Dios, al lado del patrón y señor.

[269] Pobres y que comen sopa: comida habitual del pobre que ensopa (empapa) el pan sobrante en caldos sospechosos (ése es el origen etimológico, antiguo neerlandés, de la palabra).

[270] La ironía aquí se hace cruel.

[271] Esta premura sospechosa que impone el misticismo la volveremos a encontrar en Las primeras comuniones.

[272] Enfermas de hígado, por exceso de comida o por exceso de malos humores. Sin embargo, lo que más nos interesa son los desplazamientos adjetivales ––de las damas a sus vestidos y gestos––, produciendo efectos estilísticos sorprendentes: pliegues de seda sosa, risas verdes.

[273] Estamos ante uno de los poemas más misteriosos de Rimbaud. Enviado a su profesor Izambard en mayo de 1871, con una carta no menos enigmática, al menos para el profesor, en la que le anuncia su decisión de ser vidente, al mismo tiempo que pone gran empeño en que comprenda el significado profundo del poema. El profesor, sin embargo, no lo entiende y se enfada con lo que cree una farsa de Rimbaud. ¿Es el poema producto de su experiencia brutal en el cuartel Babilonia, en el que posiblemente fue violado o, en cualquier caso, objeto de bromas de un mal gusto irresistible? Pudiera ser, como ya vimos. El poema tuvo varios títulos: Le Coeur supplicié (El corazón sometido al suplicio), Le coeur du pitre (El corazón del payaso), Le Coeur volé; hemos optado por este último que, al concluir el poema, en el último verso, le da, a nuestro entender, su sentido profundo: a partir de ahora ya no puede existir el espacio del corazón ––del amor, del sentimiento.

[274] No es preciso indicar de qué corazón se trata. ¿Ano o pene?

[275] Conservamos la denominación estrictamente francesa de ese grado militar. Empleándola en español, la palabra se bestializa un tanto; lo que no viene mal. Al mismo tiempo nos ayuda a conservar la estructura formal del poema, tan importante aquí, pues, tratándose de una sucesión de triolets perfectos, la forma frívola acrecienta el alcance desolador de la sustancia del poema. Hay quien piensa que la palabra se refiere a una marca de tabaco para mascar.

[276] El itiofalo es una amuleto en forma de falo en erección; aquí el adjetivo tiene un alcance más amplio, relativo al falo.

[277] Neologismo construido a partir de soldado. Soldadesco, palabra perfectamente española, no hubiera traducido el matiz callejero, risible, grotesco, del término francés.

[278] Pinturas o cuadros compuestos por las personas que participan en la bacanal.

[279] El poder purificador del mar lo volveremos a encontrar en El barco ebrio; allí servirá para lavar la materia vomitada. De su lado, el Abracadabra re ha sido fórmula mágica.

[280] La pasta de tabaco mezclada con saliva. ¿Podemos darle otro significado más repulsivo? Juntemos las dos impresiones.

[281] Relativos a las gárgaras, a la garganta; pero relativos también al gargalismo, como aberración sexual.

[282] Poema enviado a Verlaine en agosto de 1871. El poema recrea la vuelta a París de los burgueses, después de la Comuna. Poema pues ligado a una circunstancia política muy precisa. Recuerdos de Leconte de Lisle, de Hugo y, en todo momento, la imprecación rimbaldiana mezclada con imágenes deslumbrantes.

[283] Los prusianos, que también vienen del Este.

[284] París, la Roma de Occidente. Calificativo que contrasta con el que de manera habitual recibe París: la Babilonia moderna (cfr. Fortunata y Jacinta, de Galdós).

[285] Como si los incendios fueran un mar, con flujos y reflujos.

[286] Pensando en el verbo nalguear, traducimos así «les tordeuses de hanches» (las que retuercen sus caderas al andar).

[287] ¿París, en plena orgía? No conocemos otra posibilidad.

[288] ¿Se refiere a los hijos de la burguesía? La pervivencia asegurada de la especie, que la mujer (ser negativo) destruye.

[289] La alusión a la Roma de Occidente, ¿era sarcasmo o se ha ido destruyendo poco a poco?

[290] Fauve, en el texto francés: salvaje, pero también con el color rúbeo y llameante que siempre es positivo en el imaginario de Rimbaud. El adjetivo es el indicador que orienta el poema hacia una visión dolorida de París, con esperanza de futuro; olvidada poco a poco su condición de gran prostituta nocturna.

[291] Aves rapaces nocturnas, con cierta tendencia vampiresca. En la mitología eran seres femeninos monstruosos, provistos de alas y de garras, que chupaban la sangre a los recién nacidos.