Su importancia es enorme: no sólo hablan de la capacidad intelectual del joven poeta, son ––y esto es mucho más importante–– textos en los que queda perfilado el imaginario del poeta, de una manera mucho más precisa de lo que cabía esperar. Su imaginario íntimo y su imaginario exótico: su amor y añoranza crispadas del nido materno y su sueño de países lejanos, bajo el signo del padre. Las traducciones francesas diluyen la sintaxis latina de Rimbaud: concisa y apretada en su juego de inversiones. Hemos intentado recuperar esa concisión, aunque la sintaxis española (en menor medida que la francesa) sea un grave obstáculo.
[2] Poema escrito en clase de Seconde, con catorce años (tiempo concedido por el profesor, tres horas). Se trataba de glosar unos versos de Horacio (Libro III, Oda IV).
[3] De la lira.
[4] Lo que hace inmortal al poeta ––de catorce años.
[5] El nacimiento a la poesía bajo el signo de Apolo es doble: será poeta de exaltación lírica (jamás elegíaco, circunstancialmente satírico), pero esta exaltación le vendrá del don de la energía (el eterno vigor) que parece haber recibido del dios Sol; la energía de la diosa Tierra será, tal como hemos visto, revitalizada en todo momento por la energía solar: y hasta el agua será agua dorada o de oro.
[6] La púa para tocar los instrumentos de cuerda.
[7] No es el tópico romántico lo que aquí aparece, como han comentado algunos críticos, en las ediciones más corrientes de Rimbaud, sino, en la presencia escolar del mundo clásico, elementos estéticos que ya pertenecen al mundo parnasiano; pero, sobre todo, lo que aquí nos interesa es ver cómo, a los catorce años, ya están configurados los componentes básicos de la estructura psicosensorial del poeta: su naturaleza volcánica ––calor, llamarada y erupción.
[8] Poema compuesto durante el mismo curso que el anterior. Había que glosar la poesía El ángel y el niño de un tal J. Reboul, poeta obrero, compuesta en versos octosíabos.
[9] Observemos la armonía imitativa del texto latino, sin olvidar que es trabajo de un niño de catorce años: crepitacula garrula tersa.
[10] Texto que es preciso poner en relación, por su analogía y por sus oposiciones, con El aguinaldo de los pobres, que veremos más tarde.
[11] El viento cálido del Sur.
[12] Rimbaud sigue de manera fiel la anécdota del modelo hasta el momento de la muerte. Las relaciones de la madre y del niño después de la muerte y de las transformaciones de éste son invención del joven poeta. Ahora bien, la diferencia no está en el nivel anecdótico del poema, sino en la dimensión sensorial ––a veces exacerbada–– que cobra el texto de Rimbaud, frente a una poesía cursimente moralizante.
[13] Poema escrito durante el mismo curso escolar que los anteriores. El texto que había que glosar pertenece al poeta del siglo XVIII J. Delille (17381813), autor de Jardins [Jardines] y traductor de Virgilio; poeta de gran fuerza plástica, cuya poesía descriptiva nos lleva, por algunos derroteros íntimos, a la poesía romántica de la naturaleza y, por avenidas luminosas y bien ordenadas, hacia una sensibilidad que podríamos considerar parnasiana (y, como El Parnaso, con añoranzas barrocas). El modelo es, pues, muy superior al que precede. Algunos de los elementos plásticos más interesantes del texto de Rimbaud ya están en el de Délille.
[14] Mote de Hércules, heredado de su abuelo Alceo.
[15] El río adopta la forma de un toro furioso.
[16] Ninfas del bosque cuya vida dependía de la del árbol que habitaban.
[17] Esta recreación del mito del cuerno de la Fortuna no está en el texto de Délille. También es preciso observar que en el modelo no hay una sola anotación cromática.
[18] A través del ejercicio escolar, el poema nos remite, de nuevo, al mundo clásico parnasiano: mundo mítico, belleza de formas y armonía brutal del movimiento y, en este final, a la alianza de lo salvaje, cruel y, en cierto modo, sádico con lo más poéticamente placentero de esta naturaleza ––guirnaldas de follaje, flores, frutos. Observemos cómo la narración mítica desemboca en la representación plástica del cuerno de la abundancia: lecciones escolares perfectamente aprendidas y presagios de un poeta siempre hambriento ––y sediento.
Esta sensación de estar `leyendo' un bajorrelieve clásico la tendremos, de forma continuada, con el poema Sol y carne.
[19] El poema arranca, como ejercicio escolar, de las Guerras de Yugurta, con el recuerdo de Salustio: fuerza épica, capacidad de recreación física de los personajes, concisión; pero el joven poeta de quince años modula la narración adoptando el ritmo de la balada, con la repetición de un estribillo, lo que le da al poema una dinámica circular, muy propia del futuro poeta en francés. El poema va mucho más allá que el modelo propuesto: el joven poeta ve en las guerras de Yugurta un presagio de las guerras entre Francia y los países del norte de África: la historia mitificada le da la mano a la historia contemporánea; una gran osadía que nos hace pensar en ese poeta del compromiso histórico que fue siempre Rimbaud.
Observemos cómo, a partir de la segunda parte, el tema antiguo cobra una actualidad sorprendente. Llama la atención la inmersión del poema en la historia más candente: la conquista y la colonización de Argelia por los franceses, durante todo el siglo XIX; empresa en la que el padre de Rimbaud desempeñó un papel importante, más administrativo que militar. Pero llama también la atención la valentía con la que el poeta se enfrenta a las conquistas injustas de los pueblos por pueblos más poderosos, aunque este último aspecto se vea atenuado por el final del poema, apelando a la labor colonizadora de los franceses.
Un poema que podía ser un insignificante juego escolar se convierte así en un punto de referencia básico de la poética de Rimbaud: cierta conciencia política de la poesía que lo llevará a tratar muy a menudo temas de candente actualidad; denuncia de la injusticia; poder fascinador que ejerce Africa sobre la imaginación del poeta, no ajena a su destino final: comerciante y explorador francés en Africa; sin olvidar ––y ello es sorprendente–– una secreta admiración por la labor del padre, ya ausente para siempre de la casa familiar.
[20] Tratándose de la futura Argelia, sorprende ese proceso metonímico, en función de Arabia y de las costas y pueblos árabes que invaden todo el poema. ¿Fijación imaginaria, de origen libresco, en el país lejano que será horizonte de su destino final, simple y cómoda sinécdoque para referirse a los países dominados por el islam?
[21] Pueblos del interior de la antigua Argelia, que los romanos sólo conquistaron en segunda instancia.
[22] Prefiero recuperar el nombre del mítico fundador de Roma a emplear el adjetivo romuldino («batallones romuldinos») o a dejar de lado la dimensión mítica que tanto le interesa al joven Rimbaud, traduciendo, simplemente, los batallones de los romanos.
[23] Rey de Mauritania, suegro de Yugurta (presente en el texto de Salustío).
[24] La traducción francesa que podemos considerar más extendida, la de la edición de La Pléiade, traduce Galia por Francia. Sin dejar de reconocer que, en el siglo XIX, La Galia no existe, preferimos respetar la intención de Rimbaud cuando introduce una situación histórica contemporánea en el contexto épico ––por consiguiente distanciado, respecto del lector–– de las antiguas guerras. Comprendemos que los franceses quieran mitificar Francia y sus bondades colonizadoras, pero...
[25] Abd-el-Kader, el jefe númida que se enfrenta a las tropas francesas.
[26] El poeta piensa, sin duda, en la cimitarra; el juego de la escritura en latín le obliga a emplear una expresión que, en las lenguas romances, puede resultar torpe.
[27] Se trata, sin lugar a dudas, de Napoleón III, presente en la poesía de Rimbaud desde los poemas latinos. Sólo se puede hablar de conquista de Argelia por los franceses a partir de 1830, pudiéndose dar por concluida en 1847 (salvo las rebeliones de Kabilia y las ampliaciones de la conquista hacia el sur). Estas fechas coinciden con la presencia del padre del poeta en la nueva colonia.
[28] En el castillo de Amboise, del que será liberado en 1852.
[29] Aceptación indirecta de la misión del padre del poeta (integrado en la misión colonizadora de Francia), y que no es sino un anuncio de la experiencia colonizadora que Rimbaud llevará a cabo en Arabia, paralelamente a sus esfuerzos para hacer dinero como comerciante; experiencia de la que se conservan proyectos y memorias remitidas a las autoridades francesas.
[30] Poema compuesto en clase de Retórica; el poeta puede tener quince o dieciséis años.
[31] Sabiendo la importancia que tendrá en el imaginario del poeta el color. rojizo (la calidad de lo pelirrojo, bajo la influencia mítica solar), nos arriesgamos a traducir de este modo ruberent, en vez de hablar de tejados color rosa (color ajeno al imaginario rimbaldiano), como hacen los textos franceses.
[32] Creemos que no es tanto la brillantez, como la claridad y la pureza que connota el adjetivo nitidus, lo que le importa ahora a Rimbaud. El adjetivo clair forma parte esencial en su imaginario, cuando se trata de expresar su experiencia de lo positivo.
[33] Artesano fenicio que trabajó para el templo de Salomón, sobre todo como orfebre, fundiendo vasos y ornamentos en metal; también se le conoce con el nombre de Xiram.
[34] Observemos aquí el empleo de Genitrix, con mayúscula, como expresión máxima de la maternidad, y con una resonancia necesariamente religiosa para un niño educado en el cristianismo, frente al empleo anterior de matero de genitrix, pero con minúscula.
[35] El adjetivo ––tan significativo, en boca del hijo–– no aparece en el modelo imitado.
[36] Un sexto poema en latín, La Alocución de Sancho Panza a la muerte de su burro, se ha perdido. Esta composición ganó, sin embargo, el Primer Premio de Versos Latinos, en el Concurso Académico de 1870.
[37] La primera alusión a este texto en prosa aparece en una carta de Verlaine a su editor Vannier. Texto de 1870, probablemente, no será publicado hasta 1924, por los surrealistas A. Breton y L. Aragon, después de muchas dudas sobre su paternidad. Hoy no existen dudas al respecto. Se trata de un texto cuya ingenuidad no consigue ocultar alguna de las grandes preocupaciones religiosas de Rimbaud durante su infancia y su primera adolescencia, a pesar del espíritu sarcástico que lo domina. Adopta la forma paródica del diario íntimo de un seminarista. El texto nos indica hasta é punto es profunda la formación religiosa de Rimbaud, muy en la línea los primeros poemas de Mallarmé ––y tras la huella de Lamartine, en este caso. El texto en prosa sirve de marco para tres poesías que escribe ––y comenta–– el seminarista. Poesías que son objeto de burla obscena por parte de su superior.
[38] La frase que precede a este pequeño poema (simple oración) es la siguiente: «... Por ejemplo, ayer ya no aguantaba más: he oído, como el ángel Gabriel, las alas de mi corazón.
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