Lo más importante no es, sin embargo, la pequeña anécdota, sino las anotaciones poéticas sobre la naturaleza, fruto, sin lugar a dudas de las múltiples correrías del niño Rimbaud por los campos que rodean Charleville.

[154] Neologismo de Rimbaud que nos confirma en el significado de roman, como aventura.

[155] La nota negativa del padre no le viene de su condición de tal, sino de su falso cuello, almidonado y rígido, signo de su pertenencia a la clase burguesa.

[156] El texto francés dice «de tus sonetos».

[157] 1792 y 1793, los años cumbre de la Revolución Francesa.

[158] Periodista patriotero que, en julio de 1870, llamaba a los franceses a la guerra contra los prusianos, apelando al recuerdo de las grandes guerras revolucionarias, cuando Francia fue invadida por sus vecinos monárquicos del Este. Sólo el último verso del soneto nos sugiere la posible indignación o ironía de Rimbaud frente a la explotación patriotera de los muertos llevada a cabo por el periodista. El resto del poema es una invocación sentida de los soldados de la República. Invocación llena de patriotismo, republicano o francés; pero, patriotismo, a pesar de todo.

[159] Batalla de Valmy, 20 de septiembre de 1792: victoria contra los prusianos.

[160] Batalla de Fleuras, 1794: victoria sobre los austríacos.

[161] Campaña de Italia (1791-1796); asienta el poder de Francia y prepara el cambio de gobierno en Italia.

[162] Fusión de las ideas revolucionarias con una mítica cristiana; herencia del romanticismo de 1849.

[163] Padre e hijo, periodistas bonapartistas del mismo diario.

[164] Título ambiguo. ¿Qué es el Mal?: ¿la guerra?, ¿Dios? ¿La contraposición entre la Historia (por oposición a la naturaleza) y la presencia de un Dios ligado únicamente a los aspectos de una liturgia simonista? Poema ambiguo hasta en la interpretación de la risa de Dios (¿satisfecho en medio del lujo? ¿sarcástico ante el lujo que lo rodea, mientras sólo le interesa la ofrenda de los pobres?). Prefiero dejar el texto en su ambigüedad bañada por un sentimiento político y social y por un decorado litúrgico, constantes siempre ambiguas de la poética de Rimbaud.

[165] Escarlata, es decir, francés; verde, es decir, prusiano. Admiremos en este fuego cruzado de metáforas salvajes, el cromatismo singular que los cuatro versos pintan a brochazos.

[166] Presencia del dolor femenino de las clases populares, siempre respetado, incluso cuando se presta al sarcasmo religioso o social.

[167] Poema circunstancial, como casi todos los de esta época, pero el texto alcanza un valor general, debido al plural del título y a su tema central: la Libertad. Napoleón III, vencido y prisionero en el castillo de Wilhelmshoche, no es sino un símbolo cadavérico de la tiranía vencida.

[168] Tres años antes de morirse, Napoleón estaba ya gravemente enfermo; lo que le añade palidez a su palidez natural.

[169] En el castillo prisión evoca el palacio perdido.

 

[170] En medio del cuadro histórico desolador llama la atención esta capacidad para reducir a gesto doméstico el acto más brutal de la Historia.

[171] Según los críticos, Emile Olivier (1825-1913), presidente del Consejo de Ministros en 1870. A la vista de sus retratos nos permitimos el diminutivo de gafitas (que el término francés lunettes implica, aunque ya no se Piense en ello).

[172] La contraposición entre el refugio interior positivo y la exterioridad negativa se hace aún más patente con la acumulación de los signos agresivos de esta exterioridad: noche, oscuridad, muecas y monstruos ––lobos, diablos––, sin olvidar la muchedumbre atroz que condensa, como síntesis, todos los elementos negativos de los que hay que protegerse.

[173] Poema de guerra, lo importante en él es la perfección formal del cuadro, como ajena al paroxismo del tema tratado: encuadre, colores, haz, todo contribuye a esta perfección. Pero también estamos ante la construcción del nido para el último sueño: en los brazos de la vida ––agua y verdor. Más tarde, Rimbaud, en sus últimos poemas, pedirá para sí la muerte vegetal del árbol, en la fusión con naturaleza.

[174] Término preferido para los gladiolos de agua.

[175] En realidad, y según la crítica erudita, La Maison-Verte, restaurante de Charleroi (Bélgica), en el que todo, paredes y muebles, estaba pintado de verde. Puede ser el restaurante que Rimbaud habría frecuentado en su viaje por Bélgica... pero, es, sin lugar a dudas, el prototipo de todos los restaurantes que el poeta-andarín-vagabundo ha conocido a lo largo de sus años adolescentes, física y espiritualmente: hambre real, de comida y de amor y de un más allá impreciso que se hace presencia en la jarra de cerveza y de sol ––el agua dorada, cada vez más presente en la poesía de Rimbaud. Texto prosaico, propio de la poesía de la experiencia.

El ritmo del verso, roto por frecuentes encabalgamientos, cuyo valor expresivo es nulo (salvo, en cualquier caso, ...bajo la mesa/ verde...) crea una dimensión prosaica, acorde con el tema, a la que contribuye poderosamente el verso entre guiones, comentando la actitud de la sirvienta, en una especie de apartado teatral.

[176] Metonimia de la marcha permanente, que Rimbaud comparte con Rousseau y que obliga a leer el poema en paralelo con Mi bohemia ––tres pa snas más allá.

[177] Devolvemos a manteca su sentido originario, como producto lácteo, antes de que fuera desplazado por el diminutivo eufemístico mantequilla. Conseguimos así un sabor más campesino y tradicional, el que tiene en el texto francés.

[178] Final que, sin dejar de ser realista, orienta el poema hacia otros horizontes.

[179] Poema de la misma hornada y de las mismas características que el anterior.

[180] El texto de Rimbaud introduce un provincianismo arcaico, m'aiser, que, como todo provincianismo, recupera el valor etimológico de la palabra; valor que en francés moderno sólo se conserva en las expresiones être (ou ne pas être) dans son asiette ––encontrarse (o no encontrase) a gusto psicológicamente–– y mettre à l'aise ––procurar que alguien se sienta a gusto. la chica quiere que el visitante se vaya encontrando a gusto y que tome la confite necesaria para poder atender a su posterior pretensión: que la bese.

[181] Une froid (una frío) sería también un provincianismo, que he intentado sugerir con el giro popular y relajado: «me s’ha enfriao»...

[182] Evocación ingenua y sarcástica de un grabado popular que representa a Napoleón III, tras la victoria de Sarrebruck (2 de agosto de 1870).

Observemos una vez más el cromatismo del poema, que responde al cromatismo de la estampa, pero que vuelve a los colores emblemáticos de Rimbaud: rojo, amarillo, dorado y azul. Bien pudiera ser, también, un cuadro de la primera época de Manet.

[183] El texto francés dice dada, caballo, en lenguaje infantil.

[184] Alusión, tal vez, a la carta optimista que Napoleón III dirigió a los franceses después de la batalla.

[185] Contraste brutal: uno se pregunta quién sale peor parado, si Napoleón o los papás.

[186] Recordemos que la metralla era metaforizada en gargajos rojos.

[187] Pitou es el nombre genérico de los soldados ingenuos, como Jacques era el de los campesinos.

[188] Nombre que debe de tener su origen en algún personaje real, pero que sirve para designar a un soldado crédulo, un poco estúpido, apto para que le cuenten las invenciones más inverosímiles, propias de los cuarteles.

[189] Fusil empleado por los franceses durante la guerra de 1870. Podíamos haberlo traducido por mosquetón, preferimos dejar el nombre francés (es el de su inventor), con el fin de conservar el color histórico y la voluntad de realismo referencial de Rimbaud.

[190] Con el pelo cortado a cepillo. El texto francés presenta ya la misma contracción, muy expresiva. Juegos de contracciones y de sobreentendidos que siguen en el texto hasta el final del poema, y que intentan reproducir la realidad ––la que se ve y la que se escucha vertiginosamente–– con los intermediarios sintácticos imprescindibles.

[191] El sol negro (como el sol frío, en Hugo, en Baudelaire, en Nerval y en La Tour du Pin) es ya una metáfora de la muerte de Dios y de la subsiguiente muerte del yo, en la poesía posrromántica. Aquí queda reducido a una dimensión plástica no exenta de ironía.

[192] Personaje de un periódico satírico, La Lanterne, de Boquillon, ilustrado con dibujos, y que le gustaba enormemente a Rimbaud. Observemos, de paso, hasta qué punto la poesía de Rimbaud es circunstancial, en esta época de su vida y ligada a la realidad inmediata.

[193] Poema de octubre de 1870; se integra en la temática del realismo de lo cotidiano, tan tratado por Rimbaud: presencia redundante de lo viejo, de lo oscuro y de lo insignificante.

[194] Esta identidad entre perfume y vino parece heredada de Baudelaire, es el que es una constante temática; véase, en especial, el poema La cabelleras.

[195] Para la comprensión y la apreciación más profunda de este soneto remitimos a nuestra Introducción. El poema tienen un alcance que va mucho más allá de la anécdota exagerada de los vagabundeos de Rimbaud; es ya un anuncio de su condición de poeta vidente. La broma final (tan apreciada por S. Bernard) no nos parece tal; es la condición misma de la poesía rimbaldiana: llegar a la metáfora más sorprendente desde la vulgaridad de lo insignificante y cotidiano, gracias a la alquimia del verbo.

[196] Conservamos la palabra puños, pues marca la obstinación y cierta rebeldía–– que le llevan al poeta a estos paseos errabundos y continuos por el campo.

[197] Tenemos que tomar esta interjección, triplemente repetida, en su matiz irónico, tal como se usa en la conversación familiar; intentamos traducir con ella ese oh! la!, admirativo, irónico y desenfadado, tan peculiar de los franceses, y que Rimbaud no duda en introducir en su poema, a pesar de su apariencia de ripio.

[198] Recuperación del gesto de Pulgarcito en el cuento de Perrault: si en otras ocasiones son los objetos y gestos vulgares los que le sirven para hacer Poesía, aquí es el recuerdo literario más sencillo: el cuento infantil (infantil a Pesar de la perversidad que domina todos sus personajes, incluido Pulgarcito).

[199] Observemos el valor expresivo que tiene, como en tantas otras ocasiones, el encabalgamiento.

[200] En francés dormir al raso se dice dormir à la belle étoile (dormir bajo la bella estrella). La expresión de Rimbaud revitaliza el tópico familiar y le da una dimensión cósmica deslumbrante. Este tema, el de dormir al raso, es constante en la literatura francesa desde que Rousseau lo consagrara en un texto emblemático de las Confesiones, convirtiéndose en uno de los indicadores más acertados de la bohemia literaria francesa.

[201] Rimbaud acaba de dar el salto del poeta visionario, capaz de escuchar a las estrellas.

[202] Poema de 1871, probablemente. Para apreciarlo en toda su perfección de joya parnasiana recomendamos volver a nuestra Introducción. La traducción no puede reproducir los juegos sutiles de la fonética, perfectamente adecuados a los juegos de la semántica: en ese misterioso paso del beso que dormita» (le baiser ort) al «beso de oro» (le Baiser d'or).

[203] Poema copiado por Verlaine en 1871, que nos cuenta el posible ori gen anecdótico del poema: las relaciones de Rimbaud con el bibliotecario de su colegio, siempre sentado y reacio a levantarse para darle los libros que el niño le pedía. Pero estos sentados son metonimia de todos los que trabajan y se pasan la vida de manera sedentaria: oficinistas, estudiosos, burócratas, etc. Aquí la cotidiano se vuelve fantástico gracias al desarrollo en libertad de las excrecencias miserables de la materia y del espíritu. Como veíamos en la Introducción, no es necesario esperar a la Iluminaciones para encontramos con el Rimbaud visionario y surrealista: la alquimia del verbo es capaz de conseguir hallazgos tan deslumbrantes como el subconsgente.

[204] Neologismo atrevido que conservamos: el poeta convierte su piel en una tela resistente, en percal.

[205] En medio de la imagen grotesca y espantosa, florece la poesía de lo bello, de manera inesperada: la silla, con el asiento de paja, conserva en su recuerdo

[206] Metáfora marina que salva los pobres sentados (Rimbaud siempre salva a los míseros de alguna manera): ellos también sueñan amores, ellos también son capaces de emprender el viaje hacia los espacios lejanos; y el catalizador de esta huida imaginaria es, como en Baudelaire, la música.

[207] La imagen nace del adjetivo que califica «pupilas», fauve (de color Pardo rojizo y, por extensión sinecdótica, animal salvaje con el pelo de ese color). La palabra contiene en francés una agresividad cromática, ampliada por su aplicación al mundo animal, que hemos traducido por «de fuego». Esa luz-pupila engancha, hiere la mirada, al brillar en el fondo de los corredores.

[208] En ningún momento podemos ver en esta estrofa, ni en las siguientes, cualquier matiz de crítica laboral («el sueño de estos ‘sentados’ habría sido robado a sus horas de trabajo», como dice S. Bernard); creemos que leer así a Rimbaud es banalizarlo. Lo que aquí importa es la deriva fantástica, visionaria: el paso de la realidad más anodina a la monstruosidad más deslumbrante: los hijos––sillas nacidos de estos amores, que rodean las orgullosas mesas de los despachos; ¡qué más se puede esperar de los sueños eróticos de un funcionario!

[209] Uno tiene la impresión de que, después de un verso como éste, poco le queda por inventar a la vanguardia del siglo XX.

[210] Tras la visión deslumbrante, capaz de aunar surrealismo y un art nouveau que será propio del mundo de la joyería, el poema recae en la sordidez de la anotación sexual.

[211] Poema de 1871.