305).
En verdad, la mala organización socio-política que desde el reinado de Carlos IV arrastraba España y la revolución industrial tan violenta que estaba sufriendo el mundo, había dejado el organismo español sin respiración. El Derecho parecía la única salida de rehabilitación, y en efecto, "el vehículo de esa renovación va a ser la filosofía krausista". "El introductor y representante de la misma va a ser Julián Sanz del Río, cuya obra el Ideal de la humanidad para la vida, Madrid, 1860, constituiría el libro básico de todo el movimiento krausista" (pág. 305, 307).
La actividad krausista fue desde la cúpula española hacia la base del pueblo español. Durante su vida la Institución Libre de Enseñanza, recorrió tres etapas, y aunque el krausismo puede considerarse una "filosofía" nunca fue un sistema filosófico sistematizado. Unamuno fue krausista, pero a su manera. Porque, si bien no recibió enseñanzas en ella, si recibió influencias de su segunda (1881-1907) y tercera (1907-1936) etapa, llegando a verla como modelo futuro de reforma pedagógica. Pues "al primer Unamuno, España le dolía porque no funcionaba, porque su universidad no formaba. Este primer Unamuno socialista y encontrado con el regeneracionismo decimonónico es el de En torno al casticismo (1895), ensayo en el que se contemplan las urgencias de europeizar a España, y en el que el porvenir de la sociedad española se fija en el pueblo desconocido" (Unamuno, 1985, pág. IV).
Este pueblo desconocido es el hombre trabajador, el hijo del campesino sin tierra...
El compromiso religioso-político
¿Llegó Unamuno a un aprieto entre moral pública / moral privada, o esta antítesis es simplemente una contradicción más de la realidad, de su época?
Después de publicar su primer ensayo, Unamuno sufre hacia 1897 una profunda crisis espiritual. Su adscripción al socialismo marxista, su tenaz ateísmo, le lleva a desembocar en la filosofía del absurdo, y que Unamuno se resiste a admitir estoicamente. Pero ¿hay o no hay Dios? Las dudas continúan royéndole su interior. Si no existe Dios, todo está permitido... Y todo no está permitido. Marx, Nietzsche, etc., han de estar equivocados. Ahora bien:
"Por respeto a la idea de Dios —infinitamente bueno y justo— es preciso negar su realidad; por respeto a su esencia, es preciso negar su existencia". (Aranguren, 1983, pág. 118)
He aquí la génesis de la angustia de Unamuno; su auto interrogatorio sucesivo y permanente: en 1900, con la fe; en 1913, con Del sentimiento trágico de la vida; en 1914, El Cristo de Velázquez, donde tiende hacia un Dios de carne y hueso, definitivo, al Dios de los evangelios... Unamuno está ahora preparado para otra misión: escribir San Manuel, bueno y mártir. Por tanto, ¿por qué Dios no va a existir? Sí existe, y existe porque el hombre existe... y por eso, Dios tiene asignado un fin eterno, y el hombre no... Unamuno está ahora preparado para otra misión: escribir San Manuel, bueno y mártir.
Su concepto de intrahistoria, que ha ido acuñando, ha tenido que aportarle sentido a mirar lejos y ampliamente. Y así, ve a su alrededor esa inmensa masa de seres humanos luchando por la vida sin deseos de glorias, sólo por procrear y producir. Para Unamuno, ésta no es su España, sino el reino de Castilla.
Unamuno, como hombre romántico, como lector de Larra, siente simpatía por la filosofía e historia de la Edad Media, pues tiene que empaparse de lo histórico para rechazar que Dios puede ser conocido por la razón humana natural (lo cual es criticar la enseñanza católica), sino sólo por su existencia, tal como hacen los seres que constituyen la intrahistoria: el pueblo.
Ahora bien: en aquella época el anticlericalismo era minoritario, de élite. Unamuno no ignoró que podía ser un inconveniente ideológico futuro. Porque observó que esta actitud que admite la metafísica y niega la teología, ¿no niega sin duda su objeto, el existencialismo?
Unamuno entronca así, al poner de relieve lo absurdo de la vida, con una relación ético-política compatible, pues confronta cuando el hombre vive "el sentimiento trágico", bien de la forma de la concepción luterana o existencial.
El sentido de la vida: dos fechas importantes
Unamuno, lleno de anomia, tiene problematicidad para ver la vida y el concepto de vida. Porque está claro que la vida es entendida según cierto vivir social. Sin embargo, ¿qué es la "vida", para él? Es, sencillamente, existir o inmortalidad.
Por dos fechas de su biografía, llegamos a tal identificación. La primera es 1895, año del ensayo En torno al casticismo, y la segunda es 1905, año de otro ensayo: Vida de Don Quijote y Sancho.
Tras la realización de ambos ensayos, Unamuno baja definitivamente a la arena; no quiere dejar ya a un lado la realidad, el mundo en sí, el vivir cotidiano y permanente, y éste, no es más que existir o sed de inmortalidad. Porque como dice Abellán (1977, pág.
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