¡Infame! ¡Infame! (De inmediato se dirigirá al DIRECTOR explicando con vehemencia.) Mi casa, señor, una vez que se fue ella (señalará a la MADRE), me pareció espantosamente vacía. Era una pesadilla. ¡Ella al menos la llenaba! Una vez que estuve solo, me encontré en casa desorientado. Ése (señalará al HlJO), criado lejos de mí, no sé, cuando volvió a casa ya no parecía mi hijo. Ausente entre él y yo la Madre, creció a solas, por su cuenta, sin ninguna relación afectiva ni espiritual conmigo. Y ahora -es extraño, señor, pero es así-, me dio curiosidad por esa familia que se formó por mi culpa. Pensar en esa familia llenó el vacío en el que vivía. Tenía necesidad, verdadera necesidad de saberla en paz, toda entregada a los detalles más sencillos de la vida, y afortunada al estar alejada de los complicados tormentos de mi espíritu. Y para constatarlo, iba a ver a esa niña a la salida de su escuela.

LA HIJASTRA. ¡Seguro! Me seguía por la calle, me sonreía y se despedía con un saludo de mano cuando llegaba a mi casa, así. No le quitaba los ojos de encima, enojada como estaba. ¡No sabía quién era! Se lo dije a mamá. Y ella supo de inmediato de quién se trataba. (La MADRE asentirá con un movimiento de cabeza.) Desde un principio no quiso mandarme más a la escuela, al menos varios días. Cuando volví, lo encontré de nuevo a la salida, ¡ridículo! con un paquete en las manos. Se me acercó, me acarició, y extrajo de aquel paquete un bello y enorme sombrero florentino, de paja, con una guirnalda de florecitas primaverales. ¡Era para mí!

EL DIRECTOR. ¡Pero todo esto no es más que un cuento, señores!

EL HlJO. (Despectivo.) Por supuesto, ¡literatura y más literatura!

EL PADRE. ¿Cómo que literatura? ¡Esto es pura vida, señor! ¡Pasiones!

EL DIRECTOR. No lo dudo. ¡Pero es irrepresentable!

EL PADRE. Desde luego, señor. Todo esto es una presuposición. No digo que necesariamente haya que escenificarlo. Como ve, de hecho, ella (señalará a la HIJASTRA) no es más esa niñita de las trencitas.

LA HIJASTRA. ¡Y con el vestidito corto!

EL PADRE. El drama viene ahora, señor. Nuevo y complicado.

LA HIJASTRA. (Sombría, feroz, dando un paso adelante.) Apenas muerto mi Padre.

EL PADRE.