¡Creo que usualmente se las castiga por ello! Ciertamente hoy día las mujeres envejecen más gracias a la fidelidad de sus maridos que a otra cosa. Al menos ésa es la única forma de explicar lo terriblemente hurañas que parecen la mayoría de las mujeres bonitas de Londres.
SIR ROBERT CHILTERN. ––¡Qué filosofia tan espantosa! Intentar clasificar a usted, mistress Cheveley, seria una impertinencia. Pero ¿puedo preguntarle si es usted optimista o pesimista? Éstas parecen las dos únicas religiones que se nos permiten hoy día.
MISTRESS CHEVELEY. ––¡Oh! Ninguna de las dos cosas. El optimismo empieza con una amplia risa y el pesimismo termina con unas gafas azules. Además, ambos son simplemente poses.
SIR ROBERT CHILTERN. ––¿Prefiere ser natural?
MISTRESS CHEVELEY. ––A veces. Pero ésa es una pose muy dificil de mantener.
SIR ROBERT CHILTERN. ––¿Qué dirían los modernos novelistas psicólogos, de los que tanto se habla, si nos oyeran expresar semejante teoría?
MISTRESS CHEVELEY. ––¡Ah! La fuerza de las mujeres proviene del hecho de que la filosofia no puede explicarnos. Los hombres pueden ser analizados; las mujeres..., simplemente adoradas.
SIR ROBERT CHILTERN. ––¿Cree usted que la ciencia no puede abordar el problema de las mujeres?
MISTRESS CHEVELEY. ––La ciencia no puede explicar lo irracional. Por eso no tiene porvenir en este mundo.
SIR ROBERT CHILTERN. ––Y las mujeres representan lo irracional.
MISTRESS CHEVELEY. ––Las mujeres bien vestidas.
SIR ROBERT CHILTERN. ––(Con una cortés inclinación.) Temo no poder estar de acuerdo con usted en eso. Pero sentémonos.Y ahora dígame: ¿qué le ha hecho dejar su brillante Viena por nuestro sombrío Londres? ¿O es una pregunta indiscreta?
MISTRESS CHEVELEY. ––Las preguntas nunca son indiscretas. Las respuestas a veces sí.
SIR ROBERT CHILTERN. Bueno; al menos ¿podré saber si ha sido la política o el placer?
MISTRESS CHEVELEY. ––La política es mi único placer. Hoy día no está de moda flirtear hasta los cuarenta años ni ser romántica hasta los cuarenta y cinco; así que nosotras, las pobres mujeres que aún no hemos llegado a los treinta, o que no lo decimos, no podemos dedicarnos a otra cosa que a la política o a la filantropía.Y la filantropía me parece que ahora es simplemente el refugio de la gente que desea molestar a los demás. Prefiero la política. ¡Es más... conveniente!
SIR ROBERT CHILTERN. ––¡La política es una noble carrera!
MISTRESS CHEVELEY. ––A veces.Y a veces es un juego inteligente, sir Robert.Y a veces un gran fastidio.
SIR ROBERT CHILTERN.
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