Eso le da una ventaja.)

SIR ROBERT CHILTERN. ¡Buenas noches, querido Arthur! Mistress Cheveley, permítame que le presente a lord Goring, el hombre más desocupado de Londres.

MISTRESS CHEVELEY. ––Ya conozco a lord Goring.

LORD GORING. ––(Inclinándose.) Creí que no me re­cordaría, mistress Cheveley.

MISTRESS CHEVELEY. ––Mi memoria es admirable. Y usted, ¿sigue aún soltero?

LORD GORING. ––Yo... eso creo.

MISTRESS CHEVELEY. ––¡Qué romántico!

LORD GORING. ––¡Oh! No soy romántico en modo alguno. Aún no soy lo bastante viejo. Dejo el romanticis­mo para los que son más viejos que yo.

SIR ROBERT CHILTERN. ––Lord Goring es el resultado del club de Boodle, mistress Cheveley.

MISTRESS CHEVELEY. ––Eso acredita la institución.

LORD GORING. ––¿Puedo preguntarle si va a estar mucho tiempo en Londres?

MISTRESS CHEVELEY. ––Eso depende en parte del tiem­po, en parte de los cocineros y en parte de sir Robert.

SIR ROBERT CHILTERN. ––¿Espero que no irá usted a meternos en una guerra europea?

MISTRESS CHEVELEY. ––¡Por ahora no hay peligro! (Le hace un gesto divertido a lord Goring y sale con sir Robert Chiltern. Lord Goring se dirige hacia Mabel Chiltern.)

MABEL CHILTERN. ––¡Llega usted muy tarde!

LORD GORING. ––¿Ha notado mi falta?

MABEL CHILTERN. ––Muchísimo.

LORD GORING. ––Entonces siento no haber tardado más. Me gusta que noten mi falta.

MABEL CHILTERN. ––¡Qué egoísta es usted!

LORD GORING. ––Soy muy egoísta.

MABEL CHILTERN. ––Siempre me dice usted sus malas cualidades, lord Goring.

LORD GORING. ––¡Y aún sólo le he dicho la mitad, miss Mabel!

MABEL CHILTERN. ––¿Las otras son muy malas?

LORD GORING. ––¡Horribles! Cuando pienso en ellas por la noche, me duermo inmediatamente.

MABEL CHILTERN. ––Bueno, pues me agradan sus malas cualidades. No debe dejar de tener ninguna de ellas.

LORD GORING. ––¡Qué encantadora es usted! Siempre lo es. A propósito, quiero hacerle una pregunta, miss Mabel. ¿Quién ha traído a mistress Cheveley? ¿Esa mujer del vesti­do color heliotropo que salía ahora con su hermano del salón?

MABEL CHILTERN. ¡Oh! Creo que la ha traído lady Markby. ¿Por qué lo pregunta?

LORD GORING.